No me enorgullece, pero la primera vez que supe de Antonio Sánchez fue gracias a la piratería. Yo tenía 16 años y mi profesor de batería recién había conseguido en el mercado de Taxqueña un DVD quemado del festival de la revista Modern Drummer del 2003. “Viene un baterista mexicano” me dijo, “a ver que tal”. “Antonio Sánchez”, un nombre demasiado común, a diferencia de los Terry Bozzio, Vinnie Colaiuta, Jojo Mayer y demás nombres rimbombantes que yo apenas comenzaba a descubrir. Creo que nunca antes había quedado tan impactado al ver a un baterista; me impresionó al grado de no entender qué estaba pasando, no comprendía qué es lo que ese hombre estaba haciendo. Nunca había visto a nadie tocar así y fue hasta ese momento cuando me quedó claro el concepto de improvisación en la música.

Actualmente, Antonio es uno de los mejores bateristas de jazz en el mundo. Su curriculum incluye más de 100 discos grabados con músicos como Chick Corea, Danilo Pérez o Gary Burton, pero su chamba principal ha sido con los distintos proyectos del guitarrista Pat Metheny, con quien ha ganado tres premios Grammy. Nomás el año pasado se aventó con él 158 conciertos por todo el mundo. Además, de a ratos entre toquines, se dio tiempo de componer y grabar su cuarto álbum como líder, Three Times Three, en el que participan grandes nombres de la música contemporánea como Brad Mehldau, John Scofield, John Patitucci o Joe Lovano. O sea, que Antonio Sánchez no es cualquier hijo de vecino pues.

Las inmensas cualidades improvisatorias de Antonio no pasaron desapercibidas, y en el 2013, Alejandro González Iñárritu le encomendó la difícil misión de realizar un score únicamente de batería para Birdman, película que se encontraba aún en etapa de producción. Era una idea arriesgada y nada convencional, pero González Iñárritu sabía lo que hacía y a quién se lo pedía, resultando en un score original e innovador. Con su trabajo, Antonio Sánchez rompe con paradigmas no sólo de la música para cine, sino de la batería en sí, haciéndola ver como un instrumento sumamente expresivo, ideal para generar tensión en esas largas escenas filmadas en una sola toma. No creo haber visto antes una película en la que la música tomara un rol tan activo, casi protagónico. Es tal su contundencia que da la impresión de que quien la ejecuta está ahí presente. De hecho, Alejandro ofreció a Antonio aparecer en la película, pero andaba tan ocupado el muchacho que fue Nate Smith quien lo hizo, por recomendación suya.

Hace aproximadamente dos semanas, el score de Birdman fue descalificado de forma arbitraria de la contienda por los premios Oscar. Ni siquiera fue considerado para entrar en la preselección de 114 obras. El motivo oficial utilizado por la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas para justificar su decisión es la presencia de aproximadamente 17 minutos de composiciones de Mahler, Ravel, Rachmaninoff y Tchaikovsky que “adulteran” los 30 minutos de música original. Al enterarse de la descalificación, Antonio y Alejandro se comunicaron con la Academia para hacer una apelación, sin embargo, la decisión se mantuvo y la música de Birdman no competirá por el premio a mejor score.

Por su parte, como forma de protesta, Antonio inició una campaña en Twitter con el hashtag #rhythmismusic, la cual ha sido secundada y apoyada en todo el mundo. Gente del medio de jazz como Christian McBride o Joshua Redman, músicos de otros ámbitos, como Chad Smith de los Red Hot Chili Peppers o Mike Portnoy, e incluso actores como Don Cheadle o el fotógrafo Fernando Aceves no han perdido la oportunidad de hacer público su descontento con la descalificación del score de Birdman. Se creó, también, una petición online en la que se cuestiona y se le piden explicaciones a la Academia. Si están interesados en firmarla pueden hacerlo en la siguiente página: http://www.petitions24.com/why_was_antonio_sanchez_birdman_score_disqualified_for_an_oscar .

Claramente, el hecho de no aparecer entre los contendientes a este premio no va a marcar un antes y un después en la carrera de Antonio, ni poner en duda la calidad de su trabajo. Su interpretación en Birdman ya lo hizo ganador del premio al mejor score en el Festival de Cine de Venecia del año pasado, y en 2015, estuvo nominado a los Globos de Oro, a los premios Bafta y a los Critics’ Choice Movie Awards. Dichos reconocimientos se suman a las múltiples menciones, nominaciones y premios que recibe anualmente, como el de mejor baterista de jazz del 2013 por los lectores de la revista Modern Drummer. Sin embargo, lo triste del asunto no es perder el premio, sino la manera en la que ni siquiera se le permitió participar. Anteriormente, scores en situaciones similares, que compartían espacio en películas con música adicional, no fueron descalificados, por lo que no queda claro por qué se tomó esta decisión con el score de Antonio. Los diferentes estándares para escoger a los ganadores y el hecho de que existan reglas sin parámetros objetivos hacen ver a esta descalificación como algo injusto.

Antonio, tú no necesitas este premio, tu exitosa trayectoria hará que esta situación sea una mera anécdota en tu carrera. Dudo mucho que éste sea tu último trabajo en cine, y estoy seguro que llegarán más premios y reconocimientos, incluso un Oscar. A mí, en lo personal, me sorprendió y me llenó de gusto el tremendo apoyo que has recibido en redes sociales y otros medios. El saberte respaldado por toda esta gente, por miembros de la comunidad musical y artística mundial, y sobre todo por el público, vale más que el premio en sí. Antonio, una vez más nos sorprendiste a todos, y sobre todo aquí en México, en tu casa, estamos muy orgullosos de ti.

Carlos Bischoff – @del_olvido

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