Cuando nos preguntan por qué la música en vivo es una de nuestras actividades favoritas, contestamos que nos ayuda a viajar a otro lugar, fuera de nuestra cotidianeidad y nuestros problemas, aunque sea por unas horas. Un acto en vivo ejemplar para lograr este efecto, es el dúo de Baltimore, Beach House.
En su cuarta visita a la CDMX, Victoria Legrand y Alex Scally (acompañados en vivo por James Barone) una vez más reunieron a miles de fanáticos del sentimentalismo cósmico para verlos hacer su magia en vivo, esta vez toureando su nuevo disco Once Twice Melody.
Beach House son más grandes que sus grabaciones de estudio
Cada uno de los ocho discos de Beach House es maravilloso, pero en vivo, de alguna forma logran expandir sus elementos, incluir solos, y Victoria como vocalista se esfuerza para llevar sus canciones a otra magnitud. La primera gran respuesta de la gente a esto fue en “Silver Soul”, segunda rola del set, y en la que Legrand se estremeció en un grito largo a la mitad de la canción, contrastando con los visuales super sutiles que traían de fondo.
Al ser también la tecladista de la banda, Victoria jugó con efectos vocales que daban la ilusión de tener a dos vocalistas dialogando. En “Levitation”, este efecto engañaba a cualquiera para pensar que estábamos frente a dos vocalistas, por cierto, fue la primera vez que la tocaron en la CDMX y por eso, la respuesta del público a este tema fue una absoluta locura.
Alex no se queda atrás, ya que en la guitarra se rifa solos distintos en parte a los de las producciones de estudio, y “Pink Funeral” o “Over and Over”, mostraron arreglos diferentes a lo que escuchamos en las grabaciones existentes, y que por momentos hasta nos gustaron más.
Se nota que James es músico de apoyo para la gira, ya que tiene un gran trabajo en la batería y percusiones digitales, pero les deja el protagonismo del show a Victoria y Alex.
Beach House también nos regaló “10 Mile Stereo”, rola que tocan poco y que no sonó en sus shows de Monterrey y Guadalajara. Para esta canción, Alex y Victoria se entendieron a la perfección, ya que él llevó todo el tiempo la guitarra principal con efectos y ella sostuvo notas con su voz que la neta nos estremecieron.
Victoria Legrand es sobre el escenario una de las mejores frontwomans misteriosas en vivo: apreciando apenas su sombra y voz, nos emociona lo mucho que transmite y cómo siente su música.
El impacto de un show visualmente imponente
“¿Qué? ¿No van a prender las pantallas más que para los anuncios?”, escuchamos a alguien del público cuando comenzó el show de Beach House, y es que ninguna de las pantallas del Pepsi Center WTC se encendió durante todo el evento. A propósito, desde la abridora “Once Twice Melody”, el trío que estaba sobre el escenario decidió apoyarse únicamente de luces y unos pocos visuales en la pantalla detrás de ellos, la que por lo general se pintaba con un solo color.
El dream pop espacial de la banda justifica la decisión, y es que rolas como “Pink Funeral” o “Lazuli” usaban los colores en sus títulos, con matices y sombras, para envolvernos con un elemento esencial de la experiencia de la banda en vivo. No faltaron los visuales espaciales, ya que desde “Levitation” se mostraron estrellitas detrás de la agrupación, lo que literalmente nos destellaba cuando las canciones explotaban.
“Over and Over” fue una de las muestras más espectaculares del show de Beach House, ya que los teclados y la voz de Victoria, que de por sí nos transmitieron un sentido de infinidad, esto se complementó con unas nebulosas de colores sobre las estrellas, como si estuviéramos viendo galaxias en el espacio.
“On the Sea” es una experiencia bellísima en vivo, con un fondo azul en olas, cambio de colores sutil y una proyección que nos recordó auroras boreales, e insistimos en que todo esto nos lleva a imaginar a la banda tocando fuera de este mundo.
Poca interacción en un show profundamente sentimental
Los integrantes de Beach House se saben adorados por sus fans, y desde antes de que salieran al escenario, escuchamos gritos desaforados de amor hacia Victoria en particular: “¡Victoria, te amo!”, “¡Victoria, te invito a una posada!” y hasta “¡Victoria no te vayas!” se escucharon entre el público.
Sin tener que ganarse a sus fans con palabras, la banda se limitó a tocar e interactuó poco con el público. Victoria se limitó a preguntar si los asistentes estaban bien, y que pidieran agua a quien vieran del lugar, y reaccionó a gritos de amor con un “Nosotros también los amamos” y “Les tenemos mucho amor y afecto”.
Al final del show, agradeciendo a todos los que hicieron posible su presentación, Victoria cerró diciendo: “Nos han pasado muchas cosas bellas desde que hemos estado aquí. Los amamos mucho“.
Con las rolas inmensas que Beach House tiene es suficiente para volver locos a los que los han visto en vivo. “Superstar”, “Space Song” y “Myth” fueron los momentos climáticos en los que la banda nos transportó a su propio recinto, con visuales espaciales y es que precisamente la banda solo busca sacarte de dónde sea que los estés escuchando, lo que logran con una atmósfera propia creada en casi 20 años de carrera.
“Take Care” fue un momento cursi y quizás la rola más coreada de la noche, la gente se la sabía completita y gritaba entre versos. Aunque la banda tiene una melancolía enorme, esta rola fue mucho más esperanzadora y el público reaccionó muy bien en esta canción. Las parejas del público no se contuvieron y fueron de los que más cantaron este tema romántico.
Victoria se crece en los teclados en vivo, y explora nuevos efectos tanto en voz como en sintetizadores, y generalmente se encuentra headbangeando detrás de las teclas. Este show sobrio pero profundamente sentimental creó una sensación de no poder dejar de verlos y de pedir más y más música.
Esto último quizás fue lo único que nos falló un poco, ya que la banda tocó 17 rolas que nos dieron un tiempo de alrededor de hora veinte de show efectivo. El encore consistió de “Myth” y la gente estaba incrédula cuando prendieron las luces del Pepsi Center WTC para desalojarnos.