Ayer fue el primer día del segundo fin de semana consecutivo del Festival Austin City Limits (ACL) que se realiza una vez al año en la ciudad de Austin, Texas. Este festival, a diferencia de varios de Estados Unidos, se caracteriza por su ambiente familiar, además de un line up muy diverso que incluye varias de las bandas más grandes que existen actualmente. El primer día rompió todas las expectativas: por más que se pronosticaba lluvia, el clima fue perfecto y el público lo aprovechó en grande.
The Maccabes tocaron temprano, dando la bienvenida a las miles de personas de todo el mundo que se reunieron ayer en el parque Zilker. De los ocho escenarios que hay en este festival, el grupo inglés sonó durante una hora en el Miller Lite tocando sus temas más conocidos como “Marks to Prove it” y “Something like Happiness”.
En el escenario Homeaway tocó Albert Hammond Jr, con su proyecto como solista. Iba completamente vestido de rojo, interpretando sus canciones con un sonido que muchos consideran continúa en la línea de The Strokes, banda donde es guitarrista. El público coreó las más populares, como “St. Justice” e “In Transit”.
Cuando el icónico Billy Idol y sus 59 años salieron al escenario Samsung, todos comenzaron a cantar y brincar al ritmo de canciones que marcaron épocas, como “Dancing with Myself” o “White Wedding”. El público en esta presentación se caracterizó por papás cincuentones que tomaban cerveza y recordaban buenas épocas. Aunque claro que a la juventud también le encanta el glam ochentero y disfrutó el concierto y la experiencia escénica de Idol.
Cuando comenzaba a ponerse el sol, le tocó el turno a Tame Impala en el mismo escenario donde Idol había estado. Esta banda continúa consagrándose como una de las grandes promesas del rock psicodélico de nuestra época y ayer comprobaron una vez más que con toda la sencillez y carisma del mundo, estos australianos saben cómo manejar escenarios inmensos. Las animaciones que acompañaron su show, fueron acorde con su estilo psicodélico; muchos colores y figuras distorsionadas al ritmo de la música.
Cuando acabó Tame Impala, la mayoría de la gente se aferró a sus lugares, pocos salieron o se fueron hacia otro escenario y es que una hora despues empezaba la razón principal por la que habían ido: Foo Fighters. Es sabido que Dave Grohl domina a su público y el escenario como uno de los grandes y anoche no fue la excepción: montado en un épico trono, el cual tuvieron que adaptar después de que se rompiera la pierna en un concierto y siguiera tocando, se movía de un lado a otro desgarrando su guitarra y headbangeando apasionadamente. En un momento, pidió al público que le pasaran una pancarta con la cara del baterista Taylor Hawkings que estaba paseando entre la multitud, subió la cara de su amigo y la comenzó a besar y luego la clavó en su trono.
Después de varios éxitos, Grohl introdujo a su amigo y músico Gary Clark Jr quien había tocado horas antes en otro escenario, y juntos crearon un gran dueto de guitarras para interpretar “God Is My Witness”.
Paralelo a Foo Fighters, en el otro lado del parque, tocaba Disclosure. El dueto reclutó a otro público, en general más joven, y los hicieron bailar y sudar al ritmo de sus mezclas donde incluyeron también voces en vivo.
Esto es solo el principio, todavía quedan dos días de festival y muchas, muchas bandas más.