Daniel y Juan son originarios deSan Bartolo, Naucalpan, pero a lado de su marimba, recorren las calles de la Ciudad de México en busca de una lanita. Así como miles de músicos, han encontrado su escenario en las banquetas y a su público metido en casas y edificios que cuando se ponen “buena onda”, les llegan a lanzar una moneda.

“Somos cinco en el grupo”, nos platica un joven Juan. Un grupo en el que sólo dos hacen música. Esto podrá sonar raro, pero en verdad no lo es. Este no es un grupo hecho para tocar en auditorios y foros. Este es un grupo de calle y así se han organizado. Daniel y Juan tocan la marimba, mientras sus otros tres amigos y compañeros se dedican a pedir una ayuda y a extender la gorra. Un trabajo en equipo, como debe ser.

“Normalmente tocamos pura marimba. Somos dos los que tocamos. Uno toca la melodía y otro toca lo que es el bajo. Seríamos dos los que tocamos”, dice Juan emocionado por ser entrevistado. “A veces también metemos un poco de güiro para darle ritmo al asunto. Y depende de la canción que estemos tocando”.

Los tiempos no son favorables para nadie, no lo son. Es por eso, que la banda de 5 se tiene que repartir entre trabajos. “Empezamos a trabajar después de las 10 de la mañana. Algunos tienen otras chambas desde temprano y a esa hora ya están libres. A veces puede variar pero generalmente empezamos a las 9 o 10″.

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“Nos seguimos hasta las 5 o 6 de la tarde o a la hora que nos agarre el agua”, continúa mientras ríe y se escuchan de fondo los clásicos gritos de “¿Gusta cooperar?”. Pero para ganarse una lana, Juan y su banda tienen que recorrer la cuidad en busca de una zona que les sea bondadosa. “Nosotros somos de San Bartolo, Naucalpan, pero nos venimos para acá [colonia Del Valle] para trabajar un ratito. Para alegrar las calles”.

“Escogemos esta zona porque es tranquila y hay muchas casas, para que nos escuche la gente, pero también nos movemos por varios lados. Por ejemplo nos vamos a tocar por La Petrolera o hasta Polanco, realmente es variado, no hemos desarrollado un sistema aún”. Y esto, tiene una razón de ser.

Por más expertos que parezcan Daniel y Juan atrás de la marimba, nos platicaron que ellos apenas empiezan en el negocio. Y no solamente en el de tocar en las calles, sino en el de la música en general. “Aprendimos a tocar hace como 5 o 6 meses, entre que fue por necesidad, por la pandemia, pero la verdad es que nos gusta mucho la música”.

Las tradiciones, sobre todo la música, se pasan de generación en generación. Para salir del mal momento, vieron la oportunidad de aprender de un veterano del instrumento. “A mí me enseño un señor viejo. Un señor de mi barrio que siempre ha tocado la marimba. Le pedí que me enseñara a raíz de esto y a la fecha me sigue enseñando. Él es el que escoge las canciones que hoy conozco”.

Preguntándole sobre su catálogo, Juan nos platica que tiene “un poquito de todo”. “Tengo lo que son cumbias, rancheritas, boleros, típicas de la marimba, bastante variado”. “Lo mío es lo viejito, José José, Los Ángeles Negros, de todo un poco”. Pero ojo, se le olvidó decir que también tiene en sus filas rolas más modernas.

Sorprendentemente, su repertorio nos maravilló cuando se empezó a aventar un gran cover en marimba del éxito mundial de la australiana Tones and I, “Dance Monkey”, y la verdad es que lo hacen espectacular. Después de su actuación, recibieron algunos aplausos desde los edificios los cuales sólo los hicieron reír.

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Hablando sobre sus días, sobre su situación y los tiempos en los que vivimos, le preguntamos a Juan cómo ha estado la situación en la calle. “Ahorita nos va más o menos. No puedo decir que nos va mal tampoco, pero hay días malos”, nos dice. “Normalmente nos llevamos unos 200 o hasta 300 pesos al día cada quién. Pero si nos va mal hay días que toca de 100 pesos o menos”.

Continuó un poco pensativo. “Desde que empezó la pandemia hay lados en los que nos va un poquito mejor, en otros peor. Es muy raro el asunto. Pero es como todo, ¿no? Siempre es salir adelante y siempre tener la actitud positiva”. Y hablando de ser positivos, nos platicaron que también se prestan para eventos privados, así que si se en encuentran una marimba feliz por ahí, no duden en pedirle a Juan una hora de su tiempo.

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