Cuando nació Interpol, poco a poco comenzó a consolidar una base de seguidores gracias a esos sonidos post punk demasiado sofisticado con el uso del bajo y guitarra pero también, por la voz grave de Paul Banks. Cuando la agrupación aparecía a cuadro, imponía porque se presentaba con trajes sastre. Interactuaba con el público, sí, pero se dedicaba a lo suyo. A tocar canciones sobre situaciones de la vida cotidiana. Así fue como formaron parte del post punk revival, un género inspirado en otro de casi el mismo nombre, pero con un toque mucho más moderno. La simplicidad en cada sonido pero con un toque oscuro, los colocó como una banda para tener en el radar y, tras el lanzamiento de Turn On The Brightlights (2002), llegó Antics (2004), el disco que los definió y que consolidó su carrera musical. Sin embargo, esta producción también genera controversia a la hora de preguntarse: ¿es mejor que su predecesor?, o mejor dicho, ¿es el mejor disco de Interpol?
Más allá de los sonidos o géneros que aborde, en Antics Interpol aborda un tema que resulta bastante doloroso: el amor no requerido. Canciones como “Evil”, “NARC”, “Take You on a Cruise”, “Public Pervert” o “C’mere”, resultan ser un fiel reflejo del dolor, del corazón roto por no tener el amor de esa persona que ya está con alguien más o para la cual ni siquiera existes. Tal vez se pensaba que no se podía ser más depresivo después de “Love Will Tear Us Apart”, de Joy División, pero hace más de una década, a inicios del 2000, llegó Interpol para demostrarnos lo contrario.
Algunos medios como Pitchfork catalogaron a este álbum como una obra maestra, una creación que catapultaría a la banda neoyorquina al éxito, si es que se podía tener más. A partir de lanzamiento de Antics comenzó una subida sin retorno, Interpol sí logró más fama. Se consolidó por sus temas tristes y de corazones rotos. Marcó a toda una generación. Una generación que hoy recuerda cada riff de guitarra, de bajo, cada golpe de batería, cada estrofa cantada por Paul Banks como si tuviera el corazón roto. Como si no existiera nada más excepto ese momento, en el que te sumerges en la canción y en esa depresión que hasta cierto punto, resulta catártica.
Entonces, la pregunta regresa, ¿es el mejor disco de Interpol? Para nosotros la respuesta es no, pero sí el que más éxito ha tenido en su carrera. Sí porque es el disco que más éxitos consolidó y que hoy son un himno cada que Interpol da un concierto. Sí porque para muchas bandas es muy difícil superar su álbum debut, en cambio, para esta banda, fue totalmente lo contrario. Se superó no en sonido, pero sí en composición e impacto dentro de la escena musical del 2000 y en el post punk revival. Turn On The Bright Lights es una belleza llena de sofisticación en toda la extensión de la palabra, pero Antics, por mucho, es el disco cuyo video —el de “Evil”— hasta hoy continúa en nuestra memoria.