Si quieren ponerle un soundtrack al confuso, alienante, bélico y desolador 2019, ANIMA, de Thom Yorke, es el disco. El líder de Radiohead presenta su tercer material en solitario y vuelve a sorprender a los oídos. ANIMA es un álbum extraño, pero a la vez familiar. Un verdadero collage de todo lo que hemos escuchado de Yorke a lo largo de los años.
“Traffic” – cajas de ritmos, ahogados gritos a lo lejos, un concentrado acústico que amenaza con apachurrar tímpanos, hasta que se libera. “I can’t breathe / I can´t breathe”, dice la letra. “Last I Heard” – que es un poco similar a lo que ya hemos de Yorke (de hecho, mucho de lo que se presenta son canciones trabajadas desde hace tiempo. Algunas tocadas ya en vivo); sin embargo, no deja de sorprender la extrañeza de los sonidos que pasean sobre los acordes del sintetizador que sube y baja de intensidad a lo largo de la melodía.
Días antes de anunciar –inesperadamente, por cierto– la salida de ANIMA, Yorke preguntó en redes sociales: “¿Tienes problemas para recordar los sueños?”, como una suerte de frenético ejercicio de recuperación de estos es a lo que suena este disco.
“Twist” – una repetición incesante y puntual que es adornada por sonidos de incierta procedencia. Thom Yorke se mimetiza en este track con los elementos electrónicos, para luego despertar a su naturaleza. “To you who brought me back to life”. Por ahí del minuto 4:00 la melodía se desborda en un segundo movimiento estremecedor. “Dawn Chorus” – no es la canción de Radiohead. Tampoco tiene que ver con el feliz anuncio que se hizo cuando salió The Moon Shaped Pool. Es algo desesperanzadoramente mejor. Un Thom Yorke hasta la madre, pulsando una y otra vez las mismas notas y sombríamente cantando “Come on, ¡chop chop! / If you could do it all again”. Simplemente hermosa.
Producido por (¡sorpresa!) Nigel Godrich, ANIMA será lanzado este 27 de junio de la mano de un cortometraje que podrá ser visto en Netflix bajo la dirección de Paul Thomas Anderson. En la pieza, Thom Yorke actúa, baila y, además, es productor ejecutivo. Todos los movimientos que hace el líder de Radiohead fueron ideados por el coreógrafo Damien Jalet, con quien trabajó en el remake Suspiria de Luca Guadagnino.
“I Am a Very Rude Person” – quizás la canción más digerible del álbum. Y eso ya es mucho decir. La caja de ritmos es como una gota que poco a poco perfora el oído, para dejar entrar las cuerdas con las que se finaliza. “Not the News” – una de las piezas que musicalizan el corto de PTA y Yorke, donde se nota la aceptada influencia de Flying Lotus para hacer este disco… y también la del fallecido ídolo Scott Walker. “The Axe” – algo perturbadora, pues parece la continuación del trabajo que Thom hizo para el score de Suspiria.
“Impossible Knots” es una canción que ya tiene algunos años en circulación. Aquí la voz de Yorke brilla sobre una melodía hipnotizante que, para casi al final, se intensifica delicadamente. Todo por obra de un punzante bajeo. “Runwayaway” representa el fin del disco y se aterriza con un instrumento por todos identificable. Los sonidos de guitarra abren espacio a las secuencias sobre las que una voz robotizada nos dice “This is when you know who your real friends are” y otras frases que los fans de Yorke se encargarán de interpretar.
Y después de escuchar ANIMA, despiertas y te das cuenta que todas la imágenes surrealistas construidas por la música, se han ido.