Lunes, inicio de semana, y el mejor día para saciar a nuestros oídos curiosos con música nueva, música que se encuentra entre recovecos del mundo; tranquila, apaciguada y en espera de un asilo, de que alguien que la tome por sorpresa y la invite a lo más profundo de su interior.

Antitendencias Sonoras, para aquellos que llegan por primera vez aquí, es un espacio en el que dedicamos a compartir aquellos proyectos musicales que muestran una estética totalmente distinta a la música popular, ojo, no hablamos de género, sino del concepto en general.

Aunado al principal motivo -que es difundir- con este espacio creo un registro de aquellos proyectos que voy encontrando o que me van recomendando; memoria pésima en servicio a la comunidad, por así decirlo.

Antes de dar play a nuestras recomendaciones, cabe aclarar que se recomienda que el lector abra totalmente sus oídos, que deje a un lado cualquier tipo de prejuicio y solamente disfrute de la música por su estado natural. No hay que lograr entenderla, comprenderla o imaginar su ejecución en vivo… sólo escuchar y dejar que la música los altere como debe dé.

 

Abul Mogard

 

Esta ocasión llegó a mí un álbum que de inmediato, a primer escucha, logró toda mi atención y cariño, quedé maravillado de principio a fin por la profundidad, la calidad del sonido y el interesante lenguaje que deambula entre la música ambient y drone. Pero en realidad fue hasta que comencé a indagar en el mundo de su creador cuando recibí una bofetada de sinceridad. Un proyecto que sin duda alguna tiene una originalidad abismal, una originalidad que deja muy en claro que para hacer música no es obligatorio conocimientos académicos, años de práctica, o un virtuosismo logrado con años y años de ejecutar algún instrumento; sino, que cuando existe la sinceridad de expresar algo en concreto es cuando puede surgir de la manera más inocente una obra de arte, una pieza profunda y concisa que si hubiéramos querido hacer bajo cierta esquematización no lo hubiéramos logrado con tanta naturalidad.

 

 

Se trata de Abul Mogard, un ‘joven’ compositor que radica en Belgrado, Serbia. Y digo joven por su carrera artística, ya que recién en el 2012 debutó con un cassette homónimo que de inmediato llamó la atención a los más adeptos al género. Fue entonces que todos se llevaron la sorpresa de que Abul Mogard realmente es un compositor entrado en años, y lo mejor de todo… es que este ha sido su primer acercamiento a la música, ya que gran parte de su vida se dedicó a trabajar en una fábrica de acero; fue hasta cuando se jubiló que comenzó a construir filtros, radios y sintetizadores que poco a poco lo fueron llevando a la música electrónica.

 

 

Desde entonces se ha dedicado exclusivamente a componer y ha lanzado más de 5 álbumes de estudio tanto en solitario como en colaboración con músicos como Justin Wiggan, Sigmar Fricke, y Harmonious Thelonious.

En diversas entrevistas, Abul ha comentado que su interés hacia la música se ve muy influenciada por su vida dentro de la fábrica y su entorno en general. Fue cuando se jubiló que buscó la manera de recrear los sonidos de los cuales se había adaptado a lo largo de sus años laborales, llegando así a interesantes texturas o lenguajes electrónicos que poco a poco fueron formando su concepción de música.De esta forma tan sincera es que nació su proyecto y ha sido a través de la misma curiosidad por su propio entorno.

 

 

Uno esperaría que al preguntarle respecto a sus influencias liste una gran cantidad de compositores contemporáneos, sin embargo, explica que su acercamiento tanto a la música y compositores es relativamente corta. Justifica los sonidos concretos como su principal influencia, los sonidos habituales que nos rodean día a día y que de cierta manera crean una canción que pocas veces percibimos.

Cuando uno indaga en la poca información que hay de él en internet, denota un aura de relativa inocencia que se percibe también en su música. Sin conocimientos academicos previos y con un desconocimiento total de la industria musical de hoy en día; él sólo se enfoca en publicar música, en jugar con sus instrumentos, en alterarlos; o en construir en sus ratos libres sintetizadores o filtros que le permitan seguir experimentando con el sonido, con las texturas. Su música se rige exclusivamente a su oído, y la experiencia y curiosidad de años lo pulió de tal forma que se ve reflejado de inmediato en sus piezas.

Es un compositor viejo, pero joven… físicamente denotaría ser el compa de Philip Glass o Arvo Pärt, pero musicalmente está acompañando a la nueva ola de artistas que indagan en el ambient y drone. A decir verdad al escuchar su música es casi inverosímil creer que proviene de alguien con estas características, pero sumamente hermoso cuando nos damos cuenta que es una realidad.

Por que el mundo puede ofrecernos maravillas irrepetible, inconfundibles y sumamente mágicas por su oriniginalidad natural, cosa que Abul Mogard transmite en su totalidad.

Y lo mejor de todo… es que este es apenas el comienzo de Abul Mogard, lo que promete un paisaje sumamente hermoso para nuestros oídos en futuro.

 

 

 

T: @hreveh

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