El único lugar que queda para que el rock se redirija es hacer más mujeres rockstars. Los hombres no tienen nada que hacer. Hay más estrellas masculinas, pero no pueden expresar nada nuevo”, eso creía Debbie Harry del rock, quien a sus 72 años es una de las últimas diosas del punk y puede presumir haber salido viva de una generación donde el exceso, las drogas, el alcohol y los multiromances eran hábitos difíciles de evitar, eran los años setenta, donde el ‘pecado’ reinaba.

Una rubia que no era como Marylin Monroe, tampoco como Yuri y menos como Pamela Anderson. ¡Blondie es una excelente frontman que sigue rompiéndola al por mayor!

Ella se abrió paso en una generación casi exclusiva de hombres; su actitud, voz y belleza la mandaron al Olimpo. Era la chica rebelde que tu papá y tíos desearon al grado de tenerla en pósters pegados a la pared que servían como papel tapiz.

Blondie supo combinar el rock, pop, disco y reggae. No estaba peleada con ningún género y su habilidad logró que los cincuentones de hoy movieran la mata, brincaran, aplaudieran cada que acercaba el micrófono a sus labios rojos y compraran 30 millones de discos. ¡Nada mal para una chica de Miami que fue mesera, bailarina y conejita Playboy!

“Era una mesera histérica, era muy tímida en esos días. Eran todos tan salvajes, todos querían un montón de cosas. Yo era extremadamente tímida y estaba lidiando con muchas cosas que tenía que conquistar dentro de mí”, dijo Harris cuando fue cuestionada por qué decidió posar con un atuendo de conejo.

Luchó contra sus fantasmas, contra sus miedos, la chica tímida dejó de serlo cuando llegó a The Wind in the Willow, una banda folk-psicodélica que le enseñó el camino hippie, aquel que seguro has visto en las películas donde todos salen desnudos y fuman de la que te hace reír. Tras varias sesiones, lograron hacer algunas ‘pachecadas’ juntos pero ninguna pegó.

Mientras Debbie vivía la vida loca, en una pachanga se encontró con Chris Stein y volvió a cambiar su rumbo. Primero se llamaron Angel & The Snake pero el nombre nomás no pegó. Un día, un piropo ‘guarro’ de un camionero que le dirigió a la vocalista les dio la millonaria idea de ponerse Blondie y ahí inició la historia de la banda.

El CBGB en New York vio nacer los primeros acordes de la banda a mediados de los 70. Grabaron a la par de The Ramones, Television o Talking Heads, pero había una diferencia, Debbie, ya sin vergüenza alguna, actuaba y cantaba sobre el escenario solo con una camiseta, dejando entrever todo lo que deseaban sus admiradores. Era el destrampe y eso le gustaba a ella.

Lo demás es historia; 11 discos, éxitos como “Heart Of The Glass”, “Maria”, “One Way Or Another” y “Atomic” la elevaron al cielo. Quizá solo Patti Smith o Shirley Manson podría tener este nivel de diosas vivas del rock.

Hoy existen las PJ Harvey, las Beth Gibbons, las Haim, pero nadie como Debbie.

Por: Emmanuel Gutiérrez

 

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