Este año dimos inicio a esta sección llamada Recordando el sonido de México. Un espacio dedicado a recordar a los artistas mexicanos, que gracias a su legado, han dejado una huella inigualable en nuestra identidad cultural; misma que a lo largo de los años nos ha formado, y que nos caracteriza a nivel internacional.
Antes de que el 2016 llegue a su fin, queremos dedicar este espacio a los cinco compositores cuya historia y legado en la música nacional, los convirtieron en nuestros favoritos.
Juan García Esquivel
Juan García Esquivel, mejor conocido como Esquivel, es considerado el máximo exponente del Space age pop y trabajó creando el soundtrack de varios programas de la televisión estadounidense, entre muchas cosas más. Comenzó a vivir en la Ciudad de México desde los 10 años en compañía de sus padres, donde comenzó a desarrollar su carrera como pianista trabajando a los 14 años en la estación XEW, demostrando su talento e interés en la música y sobre todo su facilidad para manejar la tecnología. Esto ayudó a que las cosas avanzaran rápidamente y a los 18, estuvo a cargo de su propia orquesta de 22 personas para el programa de Panzón Panzeco de Arturo Manrique.
Esquivel creó en Estados Unidos lo que en ese entonces se denominó como “arreglos sonorámicos” para Universal Studios, que se utilizaron en programas como El Hombre Nuclear, La Mujer Biónica, Los Picapiedra, Harry y los Hendersons y Guardianes de la Bahía, entre mucho otros más. Aunque su trabajo más vendido fue el álbum de Odisea Burbujas en 1980, con el que logró vender más de un millón de copias.
Óscar Chávez
El caifán mayor Oscar Chávez, músico, compositor y actor mexicano que cuenta con una extensa y exitosa trayectoria, y que a sus 81, es ya toda una leyenda de la música específicamente en géneros de música popular mexicana y latinoamericana. Su música se caracteriza por abarcar géneros como el folk, trova, la música tradicional mexicana y sobretodo la canción de protesta, ya que cuenta con varios temas que están dedicados en contra del gobierno de derecha en México, además que ha mostrado su apoyo a movimientos como el Ejército Zapatista de Liberación Nacional.
A lo largo de su carrera, Chávez ha lanzado más de 20 discos, y a lo largo de su carrera ha estado acompañado en sus presentaciones en vivo por el Trío Los Morales. También ha participado en la serie Voz Viva de México recitando poemas de Sor Juan Inés de la Cruz y Amado Nervo, además de varios discos dedicados a la música tradicional mexicana, latinoamericana, canción amorosa de su autoría, parodias políticas y diversos títulos vinculados con movimientos sociales como México 68, Chiapas, y hasta ha interpretado las canciones de otro gran compositor mexicano, Chava Flores.
Chava Flores
Salvador Flores Rivera, mejor conocido como Chava Flores, nació en el barrio antiguo de la Merced en 1920. Desde muy joven, Chava Flores chambeaba de costurero, cobrador, vendedor, lo que facilitó su composición y creatividad musical: constantemente se desplazaba por la capital.
La facilidad del Cronista cantor para relatar sus historias sin tener que rebuscar en el lenguaje (usaba sin pena su jerga dominante) le sirvió para contar la vida de los barrios mexicanos con un ritmo muy particular. Canciones “pintorezcas” como “El Gato Viudo”, han sido interpretadas en más de una ocasión por grandes talentos de distintas generaciones. Entre sus seguidores están los señores Óscar Chávez y José Alfredo Jimenez. Incluso después de su muerte en 1987, fueron publicados tres libros en su honor relatando sus orígenes y compartiendo con el mundo su trabajo.
La visión de México que poseía Chava Flores, no ha cambiado tanto como nosotros pensaríamos.
José Alfredo Jimenez
La importancia de su música es que sus letras parecen ser el registro bohemio de la vida tras las cantinas, un sitio que a decir verdad funciona regularmente como un confesionario, donde la gente plasma su sentir, sus malestares y deseos de la manera más sincera, abrupta y a veces ingenua. Se inspiro de aquella vida llena de amores y desamores y logró dar vida a aquellos sentimientos que el amor desata en cualquier persona, por lo cual todos tenemos una canción de él que pueda encajar a la perfección en nuestro estado sentimental.
Su sinceras letras, las cuales eran inspiradas en sus propias vivencias, demostraron su genialidad y talento nato. También cabe señalar que gran parte se le debe al Mariachi Vargas de Tecalitlán y al maestro Rubén Fuentes, quienes fueron sus fieles camaradas y compañeros; muchas ocasiones se ha mencionado que José Alfredo sólo se acercaba a ellos y silbaba la melodía para que lo siguieran. Sus canciones se hicieron sumamente famosas y reconocidas no sólo en México sino en el extranjero, tanto que se han traducido sus letras a infinidad de idiomas. Cantó por todo el país y posteriormente trabajo en el teatro, la televisión y la radio.
Perez Prado
A pesar de haber nacido en Cuba, Dámaso Pérez Prado, terminó cautivado por México y adquirió la nacionalidad mexicana, para vivió muchos años en nuestro país. A muy temprana edad aprendió a tocar el piano clásico, instrumento que dominó a la perfección; su genialidad al utilizar las partituras, le permitió convertirse en un gran compositor.
Pérez Prado compuso temas para las dos más grandes instituciones de nivel medio superior en México: compuso el “Mambo del Politécnico” para el Instituto Politécnico Nacional; así como el “Mambo Universitario”, para la Universidad Nacional Autónoma de México. Entre las creaciones más conocidas del Rey del Mambo están “Qué rico el mambo”, “Patricia” -que el cineasta Federico Fellini utilizó en su película La Dolce Vita- y “Mambo Nº 5”. Esta última canción fue retomada en 1999 por el cantante alemán Lou Bega, quien realizó una nueva versión que fue sumamente exitosa.
Agustín Lara
Conocido como “El músico Poeta” y “El Flaco de Oro”, su música acompañó a toda una generación, logrando ser uno de los más reconocidos dentro del género. Desde pequeño Agustín Lara mostró talento tras el piano, trató de estudiar en el Liceo Fournier pero tuvo que abandonar sus estudios para sustentar su hogar, fue así que a la edad de 12 años trabajó en clubes nocturnos y cabarets a escondidas de su familia quienes creían que tenía turnos nocturnos en telégrafos.
El legado de Agustín Lara es sumamente extenso, pero a través de éste nuestros sentimientos lograran una empatía en la que una nostalgia nos invadirá y en la que indudablemente nos pone a imaginar cómo habrá sido vivir en aquella época en donde su música sonaba a través de los fonógrafos y las parejas de enamorados eran cautivados con las cartas que tardaban en llegar casi una semana a su destino.