Un sábado 11 de septiembre pero de hace 50 años se llevó a cabo el festival de rock de Avándaro, evento que reunió aproximadamente a 100 mil almas, jóvenes en su mayoría, para ver tocar a los grandes –en su momento– como Los Dug Dug’s, El Epílogo, La División del Norte, Tequila, Peace & Love, El Ritual, Los Yaki, Bandido, Tinta Blanca, El Amor y Three Souls in My Mind.
El rock mexicano de aquella época, de acuerdo a lo que dicen los expertos, gozaba de excelente salud, influenciado sobre todo por las corrientes musicales de nuestro vecino país del norte.
La banda roquera llegó ese día en proporciones inimaginables; chavos de todas clases sociales, lo que originó que al caer la tarde ya no cabía ni un alfiler. Un par de grupos echaron la paloma para calentar al público. Para este momento buena parte de los muchachones habían consumido buena dosis de distintas drogas, lo que no impidió, como dice el maestro José Agustín, que “los muchachos lograran hermanarse“.
En estricto sentido, en el festival de Avándaro no pasó nada malo. Ni hubo peleas, ni violaciones, ni ningún asalto. Simplemente chavos de todas las clases sociales se reunieron para escuchar a las mejores agrupaciones de rock de la época sin el menor problema, con la misma energía de cuando sales al recreo.
Sin embargo, al lunes siguiente vendría la satanización hipócrita del festival por parte de diversos medios de comunicación (totalmente controlados por el gobierno) y la condena hacia el rock nacional, la cual duraría muchos años.
La relevancia del Festival, a 50 años de distancia, es que sin tener una intención política determinada, Avándaro fue una tremenda sacudida a las estructuras del Sistema.
De igual modo, como lo señala Federico Rubi Kaiser en su texto ‘A 40 Años de Woodstock en Valle de Bravo’ para la revista Nexos: “…demostró dos facetas de la condición humana que terminaron en una gran colisión: por un lado, la solidaridad, armonía y convivencia pacífica, y por el otro, el instinto de sobrevivencia política de intereses particulares a cualquier costo. Avándaro ofrece así un terreno fértil de análisis y reflexión para sociólogos, sicólogos sociales y politólogos. En particular, para los estudiosos de la comunicación, la campaña de difamación y manipulación en los medios debe ser un ejemplo de hasta dónde puede llegar el poder de los mass media cuando están subordinados al servicio de intereses gubernamentales”.
Woodstock y la inspiración para Avándaro
11 y 12 de septiembre de 1971, 18 bandas de rock, y reportes que indican que hubo una asistencia de casi 300 mil personas entre ambos días. Fue en las cercanías de Valle de Bravo en donde se marcó lo que para muchos es “la cima y posterior prohibición del rock en México” gracias al festival de Avándaro. Y es que vaya que a los jóvenes mexicanos le hacía falta una buena válvula de escape luego de tanta represión que se vivía en el país, tan solo a 3 años de lo sucedido en la matanza de Tlatelolco.
Imaginen, la entrada costaba $25 pesotes de aquella época.
El movimiento hippie a todo lo que da, el pelo largo de todos los jóvenes que para el gobierno significaba un peligro por venir, o rebeldía inminente. Sin embargo, lo único que se buscaba era una cosa: libertad.
Ahhh, y a esto súmenle que el mítico festival de Woodstock tenía apenas 2 años de haber sucedido marcando un precedente en la historia del rock para todo el mundo. Así que, por supuesto, México debía tener su propio Woodstock. Solo que ojo, el festival de Avándaro estaba pensado para ser un evento de rock y ruedas, en donde habría carreras de autos y bandas tocando –casi– simultáneamente. Y pues, el festival fue mutando poco a poco hasta llegar a lo que conocemos hoy en día. Hubo pláticas y charlas para todo público, desde las más ecologistas hasta las más de “amor y paz“, pero todo rodeado de mucho rock y libertad.
Spoiler: todo se salió de control. El festival de Avándaro esperaba a 10 mil personas y llegaron casi 300 mil almas. Almas que necesitaban un respiro y poder gritar al cielo la palabra libertad, pero la mala organización del festival –por razones que nadie vio venir– hizo que las cosas se salieran de las manos de los organizadores. Canciones que hablaban de marihuana, de expresarse contra el gobierno, pero sobre todo mensajes de una unión de una joven sociedad, incomodaron al gobierno en curso. Y si no, pregúntenle a Alex Lora cómo le fue con la canción de “La encuerada de Avándaro“.
Hay rumores que apuntan a que el Jefe de Gobierno estaba entre los asistentes, y luego de ver todo el poder que tenía la juventud unida, prefirieron apagar la luz de rock en México hasta nuevo aviso. “Chin*e a su madre el que no cante“, y tomando en cuenta la censura que había en el gobierno, y el nivel de “moralidad” del sistema, terminaron por dar por finalizado el festival, sin previo aviso.
Y justo como lo dijimos antes, el gobierno –que tenía el control de todos los medios del país– sacaron provecho de la situación y satanizaron el rock en México. Así es como Avándaro se convirtió en el primer y último concierto de rock para esa generación.
Por cierto, si quieren echarle un ojo a la historia de Avándaro, vean el documental de ‘Rompan Todo‘ de Netflix, justo el segundo capítulo está destinado a la historia del festival mexicano, y ahí verán voces como la de Alex Lora, Roco Pachucote, Ramón Ochoa, Armándo Suárez, Javier Bátix, etc.