El tiempo pasa muy rápido y los lanzamientos no se detienen, tal vez por eso es bastante difícil ponerse al corriente con tan pocos días por delante. Afortunadamente nosotros quisimos ahorrarles las molestias, e hicimos una pequeña selección de 10 de discos que vale la pena escuchar (según nuestro criterio), antes de que termine el año.
La lista va muy variada, con nombres como Car Seat Headrest, Parquet Courts, Isaiah Rashad y hasta Lady Gaga. Pero es hora de hablar de la banda canadiense White Lung, y su gran disco Paradise, el cuarto de su carrera que lanzaron el pasado mes de abril.
El grupo de Vancouver, es conocido por hacer enérgicas canciones de punk, con un estilo muy marcado del hardcore, de ese en donde las canciones son tanto enérgicas como cortas de duración, o al menos hacía era en sus primeros discos, prueba de ello es Sorry del 2012, que tiene 10 canciones que en total las cuales duran a penas 19 minutos.
De hecho, Paradise es su disco de mayor duración hasta la fecha con poco más de 28 minutos, y es que parece que el grupo decidió tomarse las cosas con mayor tranquilidad, es una mezcla borrosa entre distorsión y melodía, esa es justo la palabra. Lograron centrarse para bajarle un poco la velocidad a los riffs, y conseguir que el resultado sea algo más melódico.
Por supuesto que sigue habiendo tintes de punk y hardcore, como la primera canción “Dead Weight”. Pero después todo se empieza a hacer más lento y empezamos a percibir ritmos más al estilo del new wave y el punk rock, justo la combinación perfecta que se puede notar en la voz de Mish Way, que deja a un lado un poco de agresividad, para escucharse más melosa.
Todas las 10 canciones del disco nos llevan a través de estas dos versiones de su sonido, todo es un vaivén entre su antiguo sonido harcore con poderosas guitarras y secos golpes en la batería, y canciones más largas, con voces más suaves y hasta atmósferas pegajosas.
No pierden su identidad punketa, más bien el grupo demuestra que son más que eso, y empiezan a explorar todas las posibilidades que les da la música y su talento, para comenzar a adentrarse a otros terrenos que hasta el momento eran desconocidos, pero de los que salen bien librados. “Se hicieron más fresas”, dirán algunos y la verdad, es que no.
La actitud rebelde sigue ahí, sólo que antes todo parecía un enojo incontenible que se esparcía por todos lados, pero ahora decidieron tomar al toro por los cuernos y enfocar toda esta rabia, esa euforia y le sacaron provecho. El resultado, el disco más completo de su carrera.