Si son de los que se quejan que el día no les alcanza para hacer todas las actividades que quisieran, aprendan a este delincuente, que combinó la ejecución de un homicidio con sacar a pasear al perro. Desgraciadamente (para él) sus compinches parece que dejaron los frijoles en la estufa y… bueno, vamos a explicarlo más detalladamente.
“Rubén”, como simplemente se ha identificado al asesino de un ex policía ministerial del Estado de México, fue capturado por la justicia gracias a que, justo cuando estaba por huir con sus cuatro cómplices, el perrito que llevaba en manos escapó y se le echó a correr…“Rubén” fue tras el canino, pero al regresar se dio cuenta que el Pontiac Sunfire ya no estaba.
Abandonado a su suerte, al hombre de 44 años no le quedó de otra que irse “a patín”… fue en ese momento que el hermano de Felipe Carmona (nombre del ejecutado) lo observo y siguió. Calles adelante, pidió apoyo de elementos de la Secretaría de Seguridad Pública y se logró la captura del asesino y amante de los animales.
Tras su detención, “Rubén” alegó que era vecino de la zona y que junto con su perrito fue a dejar a su hija a una secundaria… ya después se acordó que para que su historia concordará le faltaba una niña, así que después reculó y comentó que medio había oído las detonaciones con las que se acabó con la vida de Felipe Carmona.
Sin embargo, el hermano del occiso, quien es agente activo de la Procuraduría capitalina, identificó plenamente a “Rubén” como el asesino… además de que lo vio cuando iba a bordo del auto y cómo el perrito se le escapó y de ahí todo lo demás. En resumen, ya estaba bien ensartado.
Según el periódico Reforma, una de las versiones que se manejan como móvil del asesinato fue una venganza, puesto que Carmona decía ser agente para exigir dinero a ladrones y narcomenudistas… cosa que terminó por hartar a los delincuentes y, bueno, pusieron fin a las extorsiones de una manera un tanto exagerada.