Típico, una noche regresas de la chamba, entras a tu casa y te topas con tres osos adentro. Sí, como en el cuento de Ricitos de Oro, pero al revés.
Esto le ocurrió a Rodney Ginn, un californiano que vive en Mammoth Lakes. Al llegar a su casa después de una jornada de trabajo entró haciendo el menor ruido posible para no despertar al amigo con el que vive. Entonces se topó con una osa que junto con sus oseznos estaba buscando algo de comer.
En cuanto la osa se percató de su presencia comenzó a perseguirlo. Afortunadamente Rodney (quien estaba más emocionado que espantado) logró esconderse en su habitación.
Desde su refugio Rodney se asomaba de vez en cuando, decía una que otra grosería y volvía a encerrarse en su cuarto:
Después de casi una hora los osos abandonaron la casa. Lo impresionante en esta historia no fue que un hombre se encontrara su hogar lleno de osos, sino que con las persecuciones, el ruido de los osos, los gritos y las mentadas de madre, el compañero de Rodney no se diera cuenta de nada por estar dormido.
“Pensaba que Rod estaba en la cocina haciendo la cena”.
…señaló cuando se le preguntó si entre sueños se había dado cuenta del alboroto que había en la casa.
No pues tiene el sueño pesado.