La carrera por conquistar el espacio continúa, y ahora es Jeff Bezos, el magnate fundador de Amazon, quien busca alcanzar las estrellas en un cohete New Sheperd fabricado por su empresa Blue Origin (ACÁ te decimos cómo verlo). Pero el multimillonario no irá solo, pues el equipo de tripulantes está compuesto por cuatro personas en total… y es el nombre de Wally Funk el que está haciendo ruido y más nos emociona.
Oficialmente, esta señora de 82 años, una piloto y leyenda viviente en su campo, se convertirá en la persona más longeva en surcar el espacio exterior. Pero aunque esto suene a un dato impresionante, el camino fuera de la atmósfera terrestre no ha sido fácil para ella.
Wally Funk y su pasión por la aviación
Tal como señala The New York Times, la carrera profesional de Wally Funk se podría resumir en el hecho de que se convertirá en una de las pocas personas que ha navegado vuelos espaciales en las dos épocas más importantes de la industria aeronáutica: las misiones coordinadas por las agencias gubernamentales y ahora, como parte de un despegue organizado por una empresa privada. Desde luego, detrás de cada gran logro, hay una historia de vida inspiradora.
Mary Wallace Funk nació en Nuevo México en 1939. Desde muy pequeña mostró su afinidad por la aviación y a medida que crecía, siempre buscó incorporarse a cursos de vuelo y cosas por el estilo. Sin embargo, se sabe que no siempre recibió el apoyo ni la facilidad de para prepararse en estos campos pues en aquella época, aún existían los atavismos sobre las mujeres y el género femenino… pero ella no se detuvo nunca a pesar de todo.
En 1958, Wally Funk se graduó de la escuela de aviación y obtuvo su licencia de piloto. Tal como señala el Museo de Amelia Earhart, la mujer comenzó a dar clases como instructora de vuelo en Oklahoma y poco a poco comenzó a adquirir experiencia hasta que se convirtió en la primera instructora de vuelo en una base militar.
Y así, sorprendería a propios y extraños, al ser considerada por maestros, colegas y alumnos como una de las aviadoras más destacadas de su tiempo. Así como le llovían flores, aún le negaban ciertos trabajos por el hecho de ser mujer. El panorama en ese sentido era incierto, pero su resiliencia la hizo continuar en la búsqueda del espacio.
El infructuoso programa Mercury 13
Para la década de los 60, cuando la NASA pretendía innovar los vuelos tripulados al espacio, se lanzó la convocatoria exclusiva para el programa Women In Space. Fue en 1961 cuando Wally Funk se ofreció como voluntaria para el programa y fue elegida como candidata a astronauta. Las mujeres se presentaron a las pruebas físicas y psicológicas de la misión Mercury 13 y no sólo las pasaron, sino que superaron los registros de sus homólogos masculinos que lo habían hecho años antes para la Mercury 7.
De entre las participantes, Wally quedó con el tercer mejor registro y poco a poco, se sentía más cerca de su sueño de viajar al espacio. Desafortunadamente, a pesar del tremendo rendimiento que las mujeres del Mercury 13 habían mostrado, el programa se canceló en medio de las tensiones de la Guerra Fría entre Estados Unidos y la entonces Unión Soviética.
En los años posteriores, entre 1962 y 1966, Wally Funk continuó postulándose en la NASA para convertirse en astronauta. Fueron cuatro intentos en total, pero ninguno se concretó a pesar de que pasaba las pruebas. La mayor diatriba que le daban es que no poseía un título en ingeniería.
Y aunque esa podría ser una limitante válida, otros astronautas reconocidos como John Glenn tampoco contaban con ese papeleo… y aún así, él participó en el Mercury 7 sin problemas.
El legado de Wally Funk
Los años siguieron pasando y Wally Funk nunca desistió de su sueño. Tuvieron que pasar 60 años para que finalmente, se le abriera una oportunidad para alcanzar las estrellas. ¿Un ejemplo de trabajo y perseverancia? Desde luego que lo es. Cuando llegue al espacio junto a Jeff Bezos y otros tripulantes, por fin podrá presumir que puso la joya a la corona de su impresionante currículo como profesional de la aviación y experta en aeronáutica.
Pero su legado va más allá de eso. Ella, como muchos expertos indican, fue una de las mujeres que a base de trabajo y persistencia, derribó las barreras impuestas de género. Y si no lo creen, basta con decir que ella es la primera mujer en completar el curso de la Academia de Inspector de Operaciones de Aviación General de la Administración Federal de Aviación (FAA), esto en 1971.
Después, fue contratada por la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte de EUA como su primera investigadora de seguridad aérea. Y aún cuando se retiró en 1985, siguió trabajando como consejera de la FAA. Hoy por hoy, más de 3 mil pilotos de todos los ámbitos pueden presumir que la tuvieron de maestra gracias a su vocación de enseñanza.
Ella, pronto, por fin verá el espacio como siempre lo mereció.