En la vida, algunas veces nos encontraremos con personas que tienen la facilidad ganarse el cariño de las y los demás. Ya sea por su amabilidad, por su agradable personalidad o lo que sea, la esencia de esta gente se impregna en el recuerdo y corazón de otros sujetos, despertando incluso las mejores intenciones en uno mismo.
La prueba de esto es la señora Rosa, una trabajadora de limpieza que lleva años desempeñando labores en un edificio localizado en Nueva York. Ella, como muchos, no la ha pasado muy bien laboralmente con todo el asunto de la pandemia y ha tenido que adaptarse a la situación. Sin embargo, los vecinos de aquel lugar, quienes la aprecian bastante, se solidarizaron con ella como pocas veces se ve.
Rosa, su trabajo y el cariño de los vecinos
La señora Rosa lleva cerca de 20 años haciendo el aseo de un inmueble en la Gran Manzana, según indica Mirror. Después de tanto tiempo, la mujer ha entablado una gran relación con los residentes de aquel lugar, pues ella realiza tanto la limpieza de pasillos como de los departamentos y más. En pocas palabras, se ha convertido en una persona de suma confianza para esa comunidad.
Sin embargo, la pandemia y el aislamiento le han impedido desempeñar sus labores como normalmente lo hacía. Ahora, la empleada muy esporádicamente asiste al edificio a hacer lo suyo en los exteriores del lugar, pero ese dinerito extra que quizá se ganaba limpiando departamentos ya no está a su alcance debido a las medidas sanitarias.
Eventualmente, la situación la dejó sin un empleo fijo y pocas ganancias, por lo que no pudo seguir pagando su renta y debió mudarse con su familia a casa su hermana… pero pronto las cosas darían un giro de la mano de la buena voluntad de los vecinos del edificio, quienes querían retribuirle a la mujer su lealtad y gran trabajo.
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Preparan sorpresa para la empleada de limpieza
Rosa recibió una gran sorpresa en los recientes días. Tal como se ve en un video, la empleada de limpieza fue citada por un par de administradores del edificio quienes le dijeron que si podía ir a limpiar un departamento en el último piso ya que pronto unos inquilinos se mudarían ahí. Ella, con todas las ganas de trabajar, accedió.
La señora y las personas que la citaron recorrieron el apartamento y ella, sin saber lo que le esperaba , incluso comentó “Espero que les guste cocinar porque esta es la cocina perfecta”. Luego de visitar la azotea y un poco de plática, era momento de darle la noticia a la mujer.
“Muchas personas en este edificio son grandes admiradores tuyos y te quieren mucho“, dice uno de los administradores. “Sé que ha sido un año difícil para ti y tu familia y probablemente ha habido muchas dificultades económicas. Creo que tuviste un impacto real en la gente aquí en el edificio y ellos solo quieren devolverle algo“, continuó.
Rosa escuchaba incrédula hasta que se le dijo que los residentes se habían juntado para pagar la renta de dos años de ese enorme departamento, que ahora podrían ocupar ella y su familia sin problema. Los acompañantes le mostraron el contrato, le entregaron las llaves y ella, con la emoción a flor de piel, soltó en llanto ante el hermoso gesto de sus ahora vecinos. Y sí, también acá nos afloró el sentimiento al escribir esto.