Hablemos de poesía: en los últimos años se descubrió la existencia de sistemas de pasajes y túneles secretos bajo las pirámides principales de la zona de Teotihuacan, así como la de una gran cueva debajo de la Pirámide de la Luna.
Según las arqueólogas encargadas del proyecto de investigación de esta pirámide, se trata de un sistema que es una recreación del inframundo prehispánico; ese pedazo de nuestra cosmovisión, según el cual el universo inicia ahí, donde nadie lo ve, en el subsuelo.
Gracias a este hallazgo Teotihuacan conserva su fama como “el lugar donde nacen los dioses” y también “donde los hombres se convierten en dioses”.
Los túneles secretos y una cueva bajo la Pirámide de la Luna
Entre los estudios más recientes hechos en la zona, en 2017 y 2018 se reveló la existencia de una cavidad de 15 metros de diámetro y un sistema de túneles bajo los cimientos de la Pirámide de la Luna.
Asimismo, en 2020, se encontró una cueva natural de 20 metros de ancho y a 15 metros de profundidad debajo de esta pirámide
Esto nos revela que esta ciudad prehispánica, ubicada en el noreste del Estado de México, llegó a ser uno de los principales centros ceremoniales de toda Mesoamérica y todavía se ignoran muchos detalles sobre ella.
Y es que esta maravilla arqueológica del mundo, que fue nombrada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1987, tiene una historia compleja que une de forma magistral, las bases piramidales y lo que hay debajo de ellas.
Estudios de arqueólogas expertas
A propósito de esto, Denisse L. Argote Espino y Verónica Ortega Cabrera junto con su equipo de trabajo, han realizado sondeos y tomografías.
La intención, entre otras cosas, es revelar la conexión entre las creencias mayas y las de los primeros tehotihuacanos que habitaron la zona, así mismo descubrir nuevos detalles de la cosmogonía.
En ese sentido, la cueva en cuestión está ubicada hacia el centro de la estructura de la Pirámide de la Luna y está orientada hacia el Cerro Gordo. Al parecer este sitio era un templo de adoración que se usaba para comunicarse con las deidades.
Esto nos sugiere algo fantástico; para los antiguos pobladores los rituales más importantes se hacían bajo tierra.
El inframundo bajo Teotihuacan
La Pirámide de la Luna es uno de los edificios con mayor antigüedad de la zona. Cierra la Calzada de los Muertos y es la segunda más grande de Teotihuacan después de la del Sol, con una altura de 43 a 45 metros.
Con estas investigaciones, las arqueólogas afirman que la construcción de la gran urbe pudo tomar a esta pirámide como punto de referencia por la existencia de la cueva, hace ya 1700 años.
Hay que destacar que para encontrar los pasajes, hubo que quitar piedras y tierra, ya que los Tehotihucanos sellaban las conexiones entre las cuevas, para ocultar su relación con el inframundo.
Debajo de la pirámide se encontraron ofrendas en las que había piedras de jade, esculturas y hasta restos marinos. Según los expertos, los rituales se hacían bajo tierra porque ese fue el lugar en el que la mítica serpiente emplumada recuperó sus huesos humanos.
Más túneles secretos y cuevas bajo la pirámide del Sol y la de Quetzalcóatl
Antes ya se habían descubierto cuevas y túneles bajo las otras dos pirámides principales, la del Sol y la de Quetzalcóatl —la Serpiente Emplumada—. La cueva bajo la Pirámide del Sol fue descubierta en 1971. También es de origen natural y fue modificada para ser otro de los espacios más sacralizados de Teotihuacán.
En esa cueva los arqueólogos encontraron rotos los muros de piedra y adobe que la sellaban, pues dicen que su espacio fue profanado entre los años 1000 y 1500 d.C. y sólo había fragmentos de espejos de pizarra y pirita, conchas marinas y espinas de peces.
Bajo el Templo de Quetzalcóatl hay un sistema de túneles que llevan a una caverna artificial. Estos pasajes fueron descubiertos en 2003 cuando una fuerte lluvia abrió un agujero en el terreno y pudo ser estudiado por los arqueólogos que implementaron el uso de la tecnología usando un robot explorador.
En esa cueva se encontraron más de 100,000 objetos dedicados a las ofrendas de los teotihuacanos, así como algunas esculturas.
Teotihuacan estuvo habitada del año 100 a.C. al 650 d.C. y no hay datos exactos de la procedencia de sus fundadores o por qué la abandonaron repentinamente. En el futuro seguramente seguirá revelando sus secretos.
Los mexicas son los que nombraron al lugar como “la ciudad donde nacen los dioses” cuando la descubrieron en ruinas y le atribuyeron su origen divino.