A pesar de que las Tortugas Ninja existen, cuando pensamos en estos animales lo único que se nos viene a la mente es una idea de tranquilidad y paz.

Estas criaturas, además de ser vistas como lentas, tienen la desafortunada fama de ser cobardes, escondiéndose en su concha cuando hay cualquier tipo de problema.

Pero un reciente estudio publicado en la revista Nature, nos da un punto de vista muy diferente. Mientras que para nosotros las tortugas parecen animales tranquilos, para los biólogos del mundo este reptil es un despiadado depredador; el cual, además; es sumamente agresivo.

Pero entonces, ¿por qué esconden la cabeza?

Las tortugas se encuentran divididas en dos tipos, dependiendo de la forma en la que retraen la cabeza. Las pleurodiras y las cryptodiras.

Las pleurodiras esconden la cabeza echándola hacia a un lado, ocultándola en un hueco de la pata dentro del caparazón. Mientras que las cryptodiras, echan la cabeza para atrás.

Ahora, lo que este estudio demostró, es que esta función no es necesariamente para la defensa, ya que como una serpiente; las tortugas hacen esto para atacar y cazar a sus presas.

Esta teoría nació después de encontrar los restos fósiles de la Platychelys oberndorferi, animal que vivió hace 150 millones de años.

Estos fósiles son muy raros y por lo general, no se encuentran en un muy buen estado, pero recientemente se descubrió uno cuyo estado ha permitido estudiar las vértebras cervicales, confirmando que pertenecen al tipo de la pleurodiras, aunque sus huesos no concuerdan con esta descripción:

A diferencia de sus contrapartes modernas, la Platychelys oberndorferi no retraía el cuello del todo, lo que no tiene ningún sentido ante una postura defensiva. Sin embargo, el esconder de esta manera parte del cuello le daba una increíble ventaja sobre sus presas, las cuales eran sorprendidas cuando la tortuga lanzaba su quijada, extendiendo el cuello en su totalidad.

A partir de esta especulación, ha nacido la teoría de que las tortugas siguen utilizando está técnica para engañar a sus presas.

En fin, ahora, ya saben; la próxima vez que vean que su tortuga retrae la cabeza cuando se le acerquen, tengan en cuenta que sus dedos pueden caer víctimas de esta trampa mortal.

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