Como mexicanos podemos presumir infinidad de cosas que nos hacen sentir orgullosos de nuestra nación, por ejemplo: la comida, ¡imagínate vivir en otro país y no poder disfrutar tan fácilmente de un pozolito, unas enchiladas o unos taquitos!,o tomarnos unos días para escaparnos de la rutina a cualquier de las paradisíacas playas que tenemos aquí. O bien, aventarnos un palomazo ranchero mientras nos echamos un tequilita. Y es que en sí el Tequila es uno de los mayores pilares de nuestro México, lindo y querido.
¿Te suena la frase “¿Saben qué? ¡Tengo ganas de un tequila“? ¡Sí!, aquella escena de telenovela de antaño que se volvió un meme viral hace poco y con la que un chorro de banda nos identificamos por nuestro amor al tequila. Si fuiste de aquellos que se la compartieron con su grupo de amigos, necesitas conocer todo sobre esta bebida cuyo origen de denominación se encuentra en Tamaulipas, Jalisco, Nayarit, Guanajuato y Michoacán.
Pero ojo, no basta con ser elaborado en estos estados, debe contar con factores específicos como el clima, suelo, especie vegetal (agave Weber) y estar perfectamente adaptados a las condiciones del mismo, bajo un proceso de labores bien cuidadas, desde su cultivo, cosecha, producción y maduración.
Paso 1: Aprende a diferenciar las categorías del tequila
¿Has notado que existen dos etiquetados? El que solo se presenta como tequila y el 100% de agave. ¿Y esto por qué o qué? ¿Cómo saber cuál es el bueno? Ahí te va los dos son buenos, nomás la diferencia está en la cantidad de azúcares que se utiliza en su elaboración, chécate: El 100% agave se fermenta únicamente con azúcar extraído del agave tequilana Weber variedad azul, pero la cosa no para ahí, debe ser embotellado y envasado solamente en la planta del propio Productor Autorizado. Puedes encontrarlo bajo diferentes leyendas en su etiquetado, como 100% de agave, y 100% puro de agave.
Por otro lado, si te topas con la presentación que en su etiquetado solo pone “Tequila”, quiere decir que el 51% de este sí fue elaborado con los azúcares del agave tequilana weber mientras que el 49% otros azúcares. Al igual que el 100% agave, debe ser envasado dentro del territorio de su Declaración de Origen.
Paso 2: Prueba qué clase de tequila va contigo
Hay cinco tipos de tequilas: el “Tequila Blanco”, que este no cuenta con reposo, el “Tequila Reposado”, que debe ser sometido a un proceso de maduración de mínimo dos meses en barricas de madera de roble o encino, el “Tequila Añejo”, que al igual que el anterior debe pasar por un proceso de maduración pero de al menos un año, el “Tequila Extra Añejo”, que a diferencia de los dos anteriores, debe pasar al menos tres años en reposo y por último el “Tequila Cristalino”, que después de permanecer dos meses en barricas, entra a un proceso de filtración de carbón activado cuya función es suavizar las notas y regresar la transparencia al líquido.
Paso 3: ¡Disfrútalo como tú quieras!
¡Ahora sí! La próxima vez que armes la pachanga, ya sabrás cuál es la diferencia para elegir el que más te convenga, acá te recomendamos Tequila el Jimador porque tiene mucha onda, buena vibra y es 100% agave. Tons qué, ¿una paloma?