Una de nuestras primeras maneras de conocer el mundo que nos rodea es a través del tacto. Cuando somos pequeños andamos por la vida despreocupados metiendo nuestras patitas en la tierra o entre las plantas, tocando el piso de cualquier lugar sin importar lo inmundo que esté, buscando cosas en charcos o metiendo las manos a hocicos de amigos animales entre muchas otras cosas no tan higienicas.
Sabiendo esto y haciendo uso de su conocimiento de microbiología, Tasha Sturm, una bióloga de la universidad de Cabrillo, CA, creó algo que podría ser considerado una escultura viva, al hacer un cultivo a partir de una huella de la pequeña mano derecha de su hijo de ocho años y medio tras salir a jugar.
En este pequeño mundo que llevamos en las manos podemos ver una variedad de microorganismos que podrían horrorizar a varios, sin embargo la mayoría de estos muchachos no son dañinos e inclusive son beneficos para el sistema inmunológico humano, pero no vaya a ser y mejor lavense las manos.
Aquí un par de imagenes más a detalle de la placa, Sturm especifica que aún no sabe con exactitud a que bacteria pertenecen estas colonias.