Dicen por ahí que ladrón que roba a ladrón, tiene 100 años de perdón, sobre todo cuando se trata de nuestro querido Banksy. La famosa casa Sotheby’s, ubicada en Reino Unido, retiró de último minuto la subasta de la escultura “The Drinker”, elaborada y fabricada por el reconocido artista callejero en 2004.
¿Pero cuál es la razón por la que decidieron retirarla (sin motivos comerciales o de venta)? Pues bien, esta escultura esconde una fascinante historia que se relaciona con una serie de delitos, tales como robo, secuestro, usurpación de derechos de autor, entre otras…
No piensen mal, el intachable Banksy fue la víctima para después ser el victimario. Todo comenzó 15 años atrás cuando el artista anónimo creó una réplica de la escultura “The Drinker de Rodín” (1903), pero imprimiendo su sello personal. Con toda la sátira que lo caracteriza, lo colocó sentado en un retrete y con un cono en la cabeza. Como es su costumbre, el monumento apareció de la noche a la mañana en una plaza de Londres.
Pero tres años más tarde, así como llegó… el Rodín del sanitario desapareció. El grafitero y terrorista de arte, Andy Link, también conocido como Art Kieda, desmontó “The Drinker2 y la secuestró. Primero contactó a la policía para notificar otra de las fechorías de Banksy, no sin antes contactar (así de grave) al artista de arte urbano para pedir una cuantiosa suma de dinero para liberar la obra.
Link pedía cinco mil billetes estampados con la reina Isabel para devolver la estatua. Algo muy poco astuto considerando la filosofía de Banksy, o al menos, se hubiera tomado la molestia de echar un vistazo a sus obras donde claramente son una protesta contra el capitalismo y la desigualdad en todas sus variables. Como era de esperarse, la respuesta del mítico artista fue: “Te doy dos libras y una lata de gasolina para prender fuego a la creación”.
Según cuenta la leyenda, ante la negativa de Banksy, Link se apropió de “The Drinker” y la sumó a la decoración de su jardín. Aquí es cuando la cosa se pone buena. Aunque el secuestrador pensó que el asunto quedaría allí, años más tarde la estatua que adornaba el centro del patio trasero, desapareció, nuevamente, de la noche a la mañana sin dejar rastro.
Al menos hasta ahora, pues “The Drinker” ha aparecido de nuevo y no como decoración, sino (ahora sí) dentro del catálogo de subastas de Sotheby’s con un precio de salida de entre 750 mil y un millón de libras desde el 19 de noviembre de 2019. La casa de subasta confirmó que la escultura fue recuperada misteriosamente del cautiverio en que la tenía Art Kaeda en un atraco anónimo. ¿Les suena familiar?
Por supuesto, suena como otro acto heroico orquestado por Banksy. De acuerdo con el diario ArtNewspaper, quien habría llevado “The Drinker” a la casa de subastas, el responsable pudo ser Steve Lizardies, fotógrafo cercano al artista.
Por su parte, Sotheby’s, la misma casa donde sucedió el incidente de la obra “Red Ballon”, dijo al mismo medio que la subasta fue suspendida una hora antes del evento,por indicaciones del propietario, en tanto que Link, quien afirma que la escultura le pertenece ya que Banksy nunca la reclamó, se quedó como el perro de las dos tortas: sin la escultura, sin el dinero del rescate y teniendo que pagar un dineral a abogados, si es que algún día la quiere de vuelta.