A veces existen días en los que simplemente no debemos salir de casa porque absolutamente todo nos sale mal: nos regañan en la chamba, pisamos popó de perro, chocamos el coche, nos pegamos en el dedo pequeño del pie, se nos olvidan las llaves de la casa o hasta nos rompemos un hueso en el gimnasio.

Puede que el último ejemplo parezca un poco extremista, pero lo cierto es que tampoco es imposible. Para probar nuestro punto les presentaremos en caso de un sujeto misterioso que, al tratar de exceder sus capacidades físicas, terminó poniendo en práctica la ley de Murphy del modo más doloroso posible.

Nuestro amigo, a quien de cariño llamaremos Sansón, estaba intentando fortalecer sus piernas en el gym. Sin embargo, quiso sentirse más poderoso que Hércules y puso demasiado peso, más del que su cuerpo estaba dispuesto a soportar. No pasó ni medio minuto antes de que sus pobres huesitos cedieran ante el poder de los aparatos y… bueno, tal vez sea mejor que lo vean por su cuenta.

Sólo les advertimos que el accidente podría ser demasiado fuerte para ciertas personas, así que les recomendamos discreción.

¡AUCH! ¡El simple hecho de verlo duele!

Como pudieron observar, al hacer esto nuestro amigo no sólo atrofió su débil rodilla, sino también nos enseñó una lección importante: siempre hay que ser responsables a la hora de hacer ejercicio y sobre todo, jamás hay que tratar de exagerar con las pesas. Las cosas no son como en las películas de Rocky o las caricaturas, siempre se tiene que empezar con poquito.

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