Hoy en día, en la tercer década del siglo XXI, todavía está profundamente marcada la diferencia entre géneros. Parece incréible, pero en varios lugares la discriminación hacia las mujeres es cotidiana, al punto que existen algunos sitios en los que tienen prohibida la entrada, ya sea por ideología o por superstición.

En plena revolución feminista, vale la pena no sólo enumerar estos espacios, sino comprender que la lucha por la igudaldad de género y por una sociedad sin violencia hacia las mujeres, a penas empieza.

La igualdad de género debería ser una realidad en nuestros días. Foto: Unsplash

Monte Athos en Grecia

En este territorio autónomo, ubicado al norte de Grecia, existen 20 diferentes monasterios ortodoxos.

El caso es que hasta las hembras del reino animal tienen prohibida la entrada (aunque se dice que las gatas sí son admitidas por ser buenas para cazar ratones).

La prohibición tiene su origen en el siglo XI. Los monjes actuales llevan una vida muy similar a la de los tiempos de la fundación del primer monasterio, en el año 963. 

Monasterio en el Monte Athos, Grecia. Foto: Getty Images

La región es autogobernada desde 1924 y fue declarada Patrimonio Mundial por la UNESCO en 1998.

Los hombres que deseen conocer este lugar pueden hacerlo, solicitando un permiso. Se admiten 120 turistas al día (110 griegos y 10 de otras partes del mundo).

Mujeres no, y dicen que esta prohibición implementada en 1046, esto sucede para evitar que los monjes se vean tentados por la presencia femenina. 

La isla Okinoshima en Japón

Esta isla de Japón se encuentra el santuario de Okitsumiya, uno de los tres que conforman el gran santuario Munakata. Los otros dos están en diferentes islas cercanas y curiosamente cada uno le rinde culto a una diosa de la navegación y los caminos.

En éste sitio en particular, dedicado a la diosa Tagorihime, sólo pueden entrar los monjes dedicados a la doctrina. Asi mismo, una vez al año, en un festival celebrado en mayo, se permite que 200 hombres entren a la isla.

Monje en la Isla Okinoshima. Foto: Facebook National Geographic Traveler Latinoamérica

No se ha precisado exactamente por qué se les prohíbe la entrada a las mujeres a Okinoshima, pero se dice que posiblemente es debido al ciclo menstural, pues para la religión sintoísta, la sangre es impura y es un elemento que ensucia la sacralidad del sitio, además de que rompe con su halo divino. La isla es Patrimonio Mundial desde 2017. 

Templo de Sabarimala en la India

Uno de los templos más visitados de la India, dedicado al dios Ayyappan, prohíbe la entrada a cualquier mujer de entre 10 y 50 años de edad, debido a que el ciclo menstrual es considerado impuro por el mismo dios hindú. 

Agitación por la entrada de dos mujeres al Templo de Sabarimala en 2019. Foto: Facebook Wikinoticias

Este centro de peregrinaje está entre las colinas del sur del país y curiosamente en 2019 dos mujeres lograron entrar a los terrenos del lugar.

Tristemente fueron apedreadas por “grupos conservadores” y sus familiares les dejaron de hablar. El templo cerró para purificarse y reabrió tiempo después.

Monte Omine en Japón

Este es otro sitio sagrado de Japón, donde existe un monasterio fundado en el siglo VIII. Este templo budista ubicado en la región de Nara, prohíbe la entrada a cualquier mujer, y esto también es debido, según ellos, a evitar cualquier tipo de tentación y concentrarse de lleno en los asuntos espirituales.

Templo en el Monte Omine. Foto: Facebook El Viajero Feliz

“Tradición y no discriminación”. Es lugar de entrenamiento para los monjes Yamabushi, ermitaños que según la creencia, poseen superpoderes espirituales. El monte es Patrimonio Mundial por la UNESCO desde 2004. 

Playa de Mlimadji en las Islas Comoras, África Oriental

En esta playa, una de las más hermosas de este país de África Oriental compuesto por islas, antes no había problema con la entrada de mujeres. Fue hasta hace algunos años en que las autoridades religiosas insistieron para vetar al género femenino, también para evitar cualquier tipo de pensamiento pecaminoso y dejar que los que van a meditar junto al mar, lo hagan sin perder la concentración. 

Playa en Mlimadji, Islas Comoras. Foto: Facebook Radio One 103.7

Casi cualquier lugar de Arabia Saudita (sólo en compañía de un hombre)

En este país la situación entre géneros es algo radical, tanto así que se le ha llegado a denominar como apartheid de género. Las mujeres no pueden ir por ahí sin la compañía de un varón. Si van solas, tienen prohibida la entrada a museos y lugares turísticos, cementerios y piscinas públicas. 

Mujeres en Arabia Saudita. Foto: Unsplash

Hay habilitadas ciertas “horas familiares” para que puedan hacerlo acompañadas por alguien del género masculino. Además, se les prohíbe conducir vehículos, abrir cuentas bancarias o asistir a eventos deportivos en estadios. Necesitan de un tutor legal y es riguroso el uso del velo. Esta segregación incluso está relacionada con asuntos políticos del régimen totalitario que vive el país.  

¿Espiritualidad o misoginia?

. Como podemos ver, todavía nos falta para subir la cuesta de la igualdad de género, pero ahí vamos. Al superar cada una de estas situaciones, todas las mujeres del mundo avanzan hacia un futuro mejor.

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