La historia que estamos a punto de contarles tiene los siguientes elementos: una señora que “no se sentó”, un sujeto que sólo quería irse a su casa y, por supuesto, internet. Digamos que es otro de esos casos en los que la gente actúa de maneras extrañas y el sentido común llega a darles una bofetada en la cara.
Pero vayamos por partes. Todo comenzó cuando Chris Hampshire volvía de pasar una tarde agradable en el lago Georgetown, dentro del Parque Cedar Breaks, en Texas. Después de haber dado unas cuantas vueltas en su moto acuática, decidió que era un buen momento para ir a casa, así que tomó la primera salida que encontró.
Es en este punto donde las cosas se tornan extrañas, ya que el sujeto accidentalmente usó un camino cuyo acceso estaba prohibido para el público. Como acto siguiente apareció Judine Reed, una trabajadora del parque que, en vez de acercarse tranquilamente y dar las indicaciones pertinentes al desconocido, decidió hacer algo diferente: entrar en pánico y gritar que el tipo era un asesino.
En tan sólo unos segundos, esta histérica mujer se puso delante del auto del sujeto, luego llamó a la policía y comenzó a gritar que “la estaban atropellando”. La dramática escena se extendió por minutos, así que el estresado Chris tomó su celular y comenzó a grabar lo que ocurría. A continuación, verán a una señora que simplemente debió sentarse y conservar la calma.
Como pudieron observar, dos compañeros de Reed se acercaron para apaciguar todo este caos y terminar con el ridículo que esta había armado. Más tarde llegó la policía, preguntó a Chris por lo sucedido y él mostró el video. Entonces lo dejaron continuar con su camino y el cuento se acabó… por un tiempo.
¿Cuál es el epílogo? Ah, pues Chris, muy divertido por todo lo que había vivido, decidió subir el clip de video a internet y dar a Judine su momento de fama. Sin embargo, la mujer no lo disfrutó mucho, ya que su comportamiento inmaduro y enloquecido le costó su empleo.
Si hay algo que aprendimos después de conocer esta anécdota, es que nunca hay que dejarnos llevar por nuestras emociones, sobre todo en una época en la que cualquiera con un teléfono puede poner en evidencia nuestros actos. Ojalá que esta señora haya tomado esta lección con sabiduría, sobre todo si no quiere volver a aparecer en un video.