En junio pasado, el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador a través de la Secretaria de Cultura, le enviaron una carta a la firma de moda venezolana, Carolina Herrera por apropiación cultural. Ahora la historia continúa, ya que han mandado un mensajito a la marca francesa de lujo, Louis Vuitton, por su nueva colección. Al igual que en el caso anterior, el gobierno está acusando de plagio a un diseño mexicano.
Según la secretaria de Cultura, Alejandra Fausto, la colección por la que están alegando se llama Dolls by Raw Edges, en ella incluyeron una silla con diseños mexicanos típicos del estado de Hidalgo, que para ser precisos, son bordados que se elaboran en el municipio de Tenango de Doria. La secretaria está alegando que utilizaron esta técnica milenaria sin autorización de artistas mexicanos. En la carta que Fausto mandó, argumenta que en el modelo R98619 que tenían (porque ya no aparece) en su página de internet “se reproducen elementos que forman parte y se identifican con los bordados que se elaboran” en dicha comunidad del centro del país”.
En la descripción del mueble, Louis Vuitton dice que esta silla: “toma su inspiración de las diferentes culturas del mundo y se compone de tres originales elementos que dan vida a un singular diseño”.
Continuing to explore. New #LouisVuitton #ObjetsNomades are on exclusive preview during #Fuorisalone2019: the Dolls Chairs by Raw Edges and the Anemona Table by Atelier Biagetti. Visit the Palazzo Serbelloni in Milan now until April 14th to experience the full Collection. pic.twitter.com/YNsZcokr8Z
— Louis Vuitton UK (@LouisVuitton_UK) 10 de abril de 2019
El mueble que Louis Vuitton trae en esta colección se está vendiendo en la pequeña cantidad de 18 mil 200 dólares, que en pesitos mexicanos y al día de hoy te saldría en $348,554 morlacos. Barato, barato. Debido a la presión, la marca ya quitó de su página de internet el sillón, o sea que ya no estará disponible.
Frausto le propuso a la firma realizar una mesa de diálogo en la que participen autoridades culturales mexicanas, artesanos y ellos mismos, con el objetivo de alcanzar acuerdos que beneficien a todos los involucrados. Además de que es necesario dar el “debido reconocimiento a la comunidad en la cual se efectuó la apropiación cultural”.