Luego de ser por dos días un lugar de ambiente, donde todo es diferente (al ser el recinto en el que se le rindieron los merecidos homenajes a Juan Gabriel), el Palacio de Bellas Artes pasó a ser el cuartel donde el “Soldado del amor” ofreció un sabroso concierto que abre la pregunta: ¿y ahora quién sigue?”
Así como lo leen: un día después de albergar las cenizas de “El Divo de Juárez”, Bellas Artes dio cabida al cantante Mijares quien, al ritmo de varios de sus hitazos, se lució con pasitos godinezcos en el escenario del que –supuestamente- es el principal recinto cultural del país. La ocasión lo ameritaba: celebró sus 30 años de carrera… ¿lo ameritaba?
“Es un asunto sumamente delicado, grave, por la señal que se está mandando respecto de los usos que se están haciendo de este tipo de bienes públicos”, señala Bolfy Cottom, antropólogo y especialista en legislación cultural.
¿Y cómo no me enteré?, preguntará la fiel legión de fans del intérprete de “Baño de mujeres”… La respuesta: pues porque el recital del Tom Jones mexicano fue privado, ofrecido para un reducido (y exclusivo) público, previamente elegido. De lo que se perdieron… porque para echarse “El privilegio de amar”, “Bella”, “No se murió el amor” (pregúntenle a sus tías) y otros trancazos poperos, el buen Mijares se hizo acompañar de la Orquesta Sinfónica de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla.
@MijaresOficial graba disco para festejar sus 30 años de trayectoria musical con la Sinfónica de la BUAP pic.twitter.com/ziQDyZVxQC
— REVISTA ÚNICA (@larevista_unica) 9 de septiembre de 2016
Tan fino festín musical sólo fue para privilegiados políticos, artistas y figuras públicas mexicanas: la primera dama, Angélica Rivera; Carlos Slim, Arturo Elías Ayub, Manlio Fabio Beltrones, Joaquín López-Dóriga, Emmanuel, las Pandora, Daniela Romo y Chantal Andere, entre otros.
Al respecto, la directora del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), María Cristina García Cepeda, Maraki, marcó su distancia… no por habérsele dado chance a Mijares de echarse su concierto en Bellas Artes, sino por el formato de éste:
“El concierto de Mijares Sinfónico merece todo mi respeto; lamentablemente, al haberse presentado como evento privado y no abierto al público, ha causado polémica y molestias expresadas en los medios de comunicación. En su momento expresé mi desacuerdo con este formato”.
Hasta el momento no se ha aclarado quién dio la autorización para que se diera el concierto de Mijares. Estaría bien saberlo, para que también diga bajo qué criterios se autorizó el evento por el que el INBA cobró 407 mil 943 pesos… porque la Secretaría de Cultura, tampoco sabe: “desconozco quién firmó la autorización”, comentó para Excélsior, el vocero de la dependencia, Miguel Ángel Pineda.
¡Así terminó el sinfónico de @MijaresOficial ! #MijaresSinfónico #MijaresDesdeElPalacioDeBellasArtes pic.twitter.com/V8lCmsRpGl
— Warner Music México (@warnermusicmex) 8 de septiembre de 2016
“Alguien tiene que firmar, alguien tiene que autorizar la realización de estos eventos, no se realizan solos, no se realizan sin responsabilidad específica; hay un responsable inmediato que es quien dirige el desconcentrado (García Cepeda) y en última instancia el responsable mayor es el titular de la cabeza de sector (Rafael Tovar)”, explica el citado Bolfy Cottom, quien también es especialista en legislación cultural y señala que el concierto de Mijares representó una violación a la Ley de Bienes Nacionales: no por naco (diría Nicolás Alvarado) sino por no darle chance a la banda de disfrutar del concierto.
“Se está violando lo que dispone el derecho civil respecto del uso de bienes de carácter público, de uso común, con las limitaciones que impone la norma; en segundo lugar se viola la clasificación que hace la Ley de Bienes Nacionales donde dice que los bienes de carácter público no pueden ser usados con fines de carácter privado”
Pues ya se nos estará aclarando el asunto (quizás) esta semana, ya que próximamente se llevará a cabo “una plática” entre miembros de la Secretaría de Cultura y legisladores, así lo adelantó Santiago Taboada, presidente de la Comisión de Cultura.
Mientras tanto… hagan sus quinielas, ¿quién sigue en Bellas Artes?