Somos ambivalentes por naturaleza, la mente en sí representa un universo de posibilidades y lugares en cada persona muy diferentes. Pero, más allá de nuestra parte reactiva o creativa, luz y sombra, positivos o negativos, existen personas que de manera involuntaria viven con alteraciones crónicas de tristeza y esperanza en su máximo nivel muy difíciles de controlar.

Hablar y entender la bipolaridad no es cosa sencilla y va mucho más allá de momentos pasajeros del estado anímico presentes en todos por naturaleza. En ocasiones, mucho más a menudo de lo que pensamos, tendemos a referirnos despectivamente del trastorno bipolar, sin saber lo que realmente le sucede a quienes viven con ello.

En esta ocasión queremos dedicarle tiempo y reflexión a una de las enfermedades mentales tan presentes, complejas e incomprendidas y que merecen toda nuestra atención y comprensión.

Para ello, platicamos con nuestra experta, psicóloga y doctora en Ciencias en Investigación en Medicina, Pilar Meza, quien de todo corazón nos explica lo que significa vivir con Trastornos Bipolar.

Foto: Freepik

¿Cómo entender la bipolaridad?

El trastorno bipolar se encuentra dentro de un  grupo de alteraciones conocidas como trastornos del estado de ánimo y para hablar de ellos, lo más importante es definir y comprender el estado de ánimo. Se trata de un tono emocional o sentimental generalizado que influye sobre nuestro comportamiento y que nos permite percibir de manera diferente las circunstancias del mundo a nuestro alrededor.

Cuando existe una alteración en este estado de ánimo y específicamente de dos grupos muy importantes como: el síndrome depresivo y el síndrome maníaco; podemos entender el trastorno bipolar, ya que se trata de la combinación intermitente e incontrolable de depresión y manía.

Vamos por partes…

El síndrome depresivo hace referencia a una alteración del estado de ánimo caracterizado básicamente por experimentar una tristeza profunda. El sujeto refiere encontrarse completamente hundido en un sentimiento de dolor, tristeza, angustia, ansiedad; parece que todo es obscuro y que no hay solución ni esperanza. Puede sentirse abatido y comenzar a perder interés por actividades que anteriormente le eran agradables o satisfactorias.

Tiene dificultad para iniciar tareas o continuar con su vida. Puede haber inquietud, tensión, desmotivación, cambios importantes en el apetito, falta de sueño y de energía, sentimientos de culpa, problemas para concentrarse y tomar decisiones, hasta llegar a pensamientos recurrentes de muerte o suicidio. Nada de esto puede tomarse a la ligera ya que es un estado verdaderamente complejo para las personas que lo padecen. La depresión va mucho más allá de una reacción ante un episodio que genera tristeza.

Foto: Freepik

Por su parte, el síndrome maníaco es un aumento exagerado de la autoestima con una disminución de la necesidad de sueño y  una facilidad para estar distráctil (agitación mental), como si no se pudiera estar en paz ni física, ni mentalmente.

En términos de comportamiento, la cabeza se encuentra llena de ideas pero con una distractibilidad enorme, los sujetos tienden a hablar y hablar (verborrea), pero con una fuga importante de ideas. Cuesta mucho trabajo concentrarse y se encuentran severamente agitados, incluso durante las fases maníacas esta gran actividad física puede llevar al sujeto a colocarse en una situación de riesgo sin percibirlo. Es tal su manía o necesidad de movimiento que ni siquiera hay una percepción real del peligro. Representa, por tanto, un alto nivel de riesgo. A nivel mental, las ideas son recurrentes y repetitivas, usualmente el pensamiento gira alrededor de ideas de grandeza y poder, lo que lleva a la euforia.

Entonces, en el trastorno bipolar lo que ocurre es que se dan periodos en donde la depresión y la manía se intercalan. Las personas pueden experimentar episodios de tristeza profunda y depresión, y posteriormente experimentar trastornos de manía. Estas alteraciones pueden suceder en períodos aproximados de una semana entre sí. Tanto en la depresión como en la manía, la liberación, concentración y regulación de neurotransmisores se altera, lo que provoca que la respuesta que les damos no sean proporcionales a los estímulos que recibimos.

Diversos estudios comprueban que, además de factores psicosociales, bioquímicos o alteraciones endocrinas, existen factores genéticos que podrían determinar la predisposición hacia la depresión o manía de un 10, hasta un 25%.

Foto: Freepik

¿Cómo entender a las personas que viven con trastorno bipolar?

Estos trastornos son altamente incapacitantes y como muchas de las enfermedades mentales, tienen un alto rango de subjetividad y estigmatización social. Lo que debemos entender es que se trata de reacciones que escapan de la voluntad de quienes lo padecen, es decir que no es que estén de malas, muy emocionados o “depres”, realmente no logran tener control sobre la volatilidad de sus emociones.

Es primordial dejar de señalar o estigmatizar a las personas por su enfermedad mental. Debemos de empezar por educarnos como sociedad para ser más empáticos con las personas enfermas mentales y sus familias, y darle la seriedad que merecen este tipo de alteraciones porque detrás hay mucho dolor, riesgo y sufrimiento.

¿Cómo tratarlo o apoyar a alguien?

Lo más recomendable para tratar los trastornos del estado de ánimo es hacerlo de forma integral y multidisciplinaria, a través de personal calificado, que cuente con las herramientas indispensables para poder diagnosticar de manera oportuna y tratar de manera adecuada.

Cuando observas en tí o en alguien cercano este tipo de alteraciones emocionales y reacciones desproporcionadas al estímulo que se recibe, será una señal de alerta para actuar.

A pesar de que, de acuerdo con el Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía (INNN),  el trastorno bipolar afecta a aproximadamente un 1% de la población en México, aún es una enfermedad poco diagnosticada y su prevalencia va en aumento. Desde SIKI, queremos hacer un llamado a la información y consciencia en torno a éste y otros trastornos mentales ya que en muchos de los casos, además de representar una grave incapacidad para las personas, es un riesgo para su vida y todos, absolutamente todos, merecemos recibir un tratamiento profesional y oportuno.

Habla, hablemos.


Mafer Olvera y Paola Palazón Seguel son creadoras de SIKI y Ser Mamá Hoy, plataformas de bienestar emocional y promoción de la salud mental.  Mafer es creadora del modelo Hospital de las Emociones, consultora en juventudes y salud mental,  y Paola es autora, emprendedora y creadora de proyectos de bienestar emocional y espiritual.

Todo lo que no sabías que necesitas saber lo encuentras en Sopitas.com

Comentarios