En México hay, aproximadamente, 123 millones de mexicanos. De todos, 52.1 millones conforman la fuerza laboral del país divididos en hombres y mujeres; es decir 32.4 y 19.7 millones, respectivamente. Y de ahí, 350 mil profesionistas, un pequeño pero fuerte número, se dedican a la enfermería, la profesión más respetada y admirada por la sociedad mexicana de acuerdo con una estadística del INEGI.
En realidad, se trata de héroes sin capas que pocas veces reciben el crédito al estar detrás de un médico, pero que siempre están ahí en situaciones de emergencia y cuidados de la salud cotidianos. De acuerdo con la Encuesta sobre la Percepción Pública de Ciencia y Tecnología 2017 del Instituto de Estadística y Geografía, lo mexicanos asociamos la enfermería y sus profesionistas con dedicación y empatía. Pero, ¿de dónde salieron estos datos?
Resulta que el rector de la UNAM, Enrique Graue, inauguró una exposición titulada Enfermería Universitaria: tiempo y espacio, para celebrar los 50 años de la licenciatura en Enfermería y Obstetricia impartida por la Escuela Nacional de Enfermería y Obstetricia. De acuerdo con Reporte Índigo, Grau dijo que los enfermeros y obstetras son “la vía de contacto con los enfermos; de ustedes depende la confianza que tienen en las instituciones y son ustedes quienes hacen posible su curación y rehabilitación”.
Por supuesto, se trata de un trabajo en conjunto entre médicos y enfermeros; sin embargo, y como mencionamos en un principio, muchas veces estos se quedan bajo la sombra de una profesión que aparenta ser más importante, pero que se mantiene gracias a la existencia de los cuidados de enfermería y el apoyo en cualquier tipo de tratamiento. Además, como mencionó Graue, los enfermeros son los que establecen una relación más cercana con los pacientes.
Así que, quizá la enfermería sea la profesión más respetada en México gracias a la dedicación que requiere su labor y ahora su incursión de una manera más formal a las ciencias de la salud; sin embargo, también es una de las peores remuneradas. ¿Y luego?