La frase “el pez grande se come al chico” nunca había sido tan cierta…
Aunque debilitado por un pescador, seguramente nadie quisiera encontrarse con un tiburón… y mucho menos con un pez que es capaz de devorarse a uno de un solo bocado…
Haciéndole honor a su nombre, una especie conocida como mero, demuestra que –al menos en ese momento- él es el “mero mero” y le da “vajilla” con su presa al hombre que hábilmente con una mano maniobra la caña y con la otra intenta manejar la cámara…
El pescador había conseguido atrapar a un tiburón de cerca de metro y medio de longitud… pero ante un mero gigante de más de dos metros de largo y peso de 300 kilogramos… ¿habría algún problema?