¿Por qué decimos la palabra ‘mande’? ¿A quién no le pasó? Tu mamá o papá (o hasta tus abues) te llamaban y al responder “¿qué?” te llevabas un buen regaño: “¡no se dice qué, se dice mande!” Además, tenías que responderle a todos los adultos de esta manera, así fueran desconocidos.
Pues sí, la mayoría de los mexicanos crecimos respondiendo de este modo y muchos lo siguen haciendo, pero ¿por qué lo decimos? ¿Por qué no se usa en otros países? ¿Demuestra respeto?
Preguntémosle a los extranjeros
¿Te has fijado que los extranjeros se sacan de onda cuando se les contesta con la palabra “mande”? Esto se debe a que no la escuchan en sus lugares de origen ni en ningún otro lado que hayan visitado; desde Asia hasta el resto de Latinoamérica se usa “¿qué?” para responder.
Hay un debate muy interesante entre si el “mande” obedece más a un tema de sumisión o de respeto. Seguramente la familia nos ha dicho que es simplemente una forma de ser respetuosos o respetuosas, misma que ha sido enseñada durante décadas, e incluso cuenta con las variaciones “mande usted” o “mándeme”, las cuales para otro grupo, pueden llegar a mostrar un mayor grado de docilidad. ¿Interesante, no?
Justo es esta connotación la razón por la que no se usa en otros países, y es ahí donde nos damos cuenta que sí lo podemos catalogar como un mexicanismo; es decir, una costumbre muy arraigada.
Y a todo esto… ¿Cuándo empezamos a usar la palabra “mande”?
El “mande” actualmente se utiliza solo en nuestro México lindo y querido, y aunque se escuchaba de manera escasa en algunas regiones de España, específicamente en Cataluña, parece que ha desaparecido.
Muchos pensábamos que su uso nació durante la época colonial, sin embargo, no hay pruebas que lo confirmen y se desconoce exactamente cuándo y quién fue al que se le ocurrió introducirlo en nuestra sociedad.
¿Decir “mande” limita nuestro potencial para sobresalir?
En muchas ocasiones, y para algunas personas pareciera que sí, pues inconscientemente nos ponemos en modo servicial, afectando nuestro potencial y relegando nuestro desarrollo en todos los ámbitos.
Más allá de lo que opinen los demás, conservar una actitud de obediencia podría estar afectando nuestra mentalidad y comportamiento ante los retos, no solo en nuestro hogar o trabajo; sino también en qué tanto sobresalimos como nación ya sea individual o colectivamente.
Y tú, ¿crees que decir “mande” nos limita de alguna manera?