Cuando nos hablan de piratas es normal que lo primero que aparezca en nuestra mente sea un tripulación con sujetos rudos con patas de palo, parches en los ojos y otras cosas que nos ha enseñado la cultura popular. Sin embargo, todo es muy diferente en el mundo real y la amenaza marina que representan estos grupos es más complicada de lo que parece.
Seguramente algunos de ustedes conocen la situación Somalia y los esfuerzos que hacen quienes se encargan del transporte marítimo internacional. Pero si no están muy familiarizados con eso, entonces sólo tienen que ver el tipo de encuentros que suelen tener los guardias de seguridad con los grupos criminales.
Podemos apostar que muchos pensaron que la piratería sólo se limitaba a las películas que venden en los tianguis que se ponen los fines de semana, pero ahora saben que no es así.
Desde los años 90, varias organizaciones (Programa Mundial de Alimentos, Organización Marítima Internacional y otras) se han encargado de proteger los barcos en zonas de riesgo, evitando así secuestros de embarcaciones. A partir de 2011 se empezó a permitir y generalizar la contratación por parte de las navieras de empresas de seguridad privada para proteger sus barcos en la zona de riesgo.
Desde 2011 se ha constatado un descenso pronunciado del número de ataques a buques. Se sabe que el último caso de esta índole registrado, se dio en 2012.