Cuando uno piensa en japoneses y el océano, la primera imagen que se nos viene a la cabeza es la afición de comer pescado de la gente de la Tierra del Sol Naciente.

Debido a muchas prácticas nada éticas por parte de los pescadores japoneses, así como la aprobación de las mismas por parte del gobierno, vemos a los habitantes de los océanos como víctimas.

Sin embargo, este hombre nos recuerda que no todas las personas son un cliché, y que la amistad puede romper cualquier tipo de barrera:

Desde hace 30 años, Hiroyuki Arakawa ha visitado a un espécimen de semicossyphus reticulatus, pez que se encuentra sólo en Japón, Corea del Sur y el mar de la China Meridional. Bautizándola como Yuriko, Arakawa comenzó está curiosa amistad al ayudarla a curarse de una herida:

Un día, Arakawa la encontró exhausta y herida. Así que hizo lo que cualquier amigo haría: cuidó de Yuriko y la alimentó con cangrejos hasta que recuperó la salud. Su amistad de tantas décadas es una prueba de que no hay mayor lazo que el de un hombre y un pez.

Mientras que muchos esperarían una relación así, pero con un perro o gato, la amistad entre estos dos trae vueltos locos a todos. Los peces nunca han sido considerados como criaturas cariñosas, pero lo que se ve, no se juzga.

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