Durante años, una de las herramientas más útiles para las personas con diabetes han sido los perros de asistencia, quienes son entrenados para detectar el momento en el cual los niveles de azúcar de su dueño están bajando, previniéndolos para evitar un ataque de hipoglucemia.
A pesar de conocer acerca de esta capacidad canina, científicos de todo el mundo se daban de tumbos contra la pared intentando descubrir cómo es que los perros detectaban este problema.
Pero el día de hoy, el misterio ha sido revelado:
Investigadores del Instituto de Ciencias Metabólicas y de la Universidad de Cambridge han descubierto que el químico que los perros detectan es el isopreno.
Conduciendo un experimento con ocho mujeres con diabetes tipo 1, bajo condiciones controladas les bajaron los niveles de azúcar. Utilizando espectrómetros, buscaron por señales de químicos específicos para detectar la presencia de ciertas moléculas. Al analizar la información, descubrieron que el isopreno se incrementa durante la hipoglucemia, llegando a duplicarse en algunos casos.
Mientras que para nosotros el isopreno es impercectible, el olfato de los perros es capaz de detectarlo al oler el aliento de las personas. Esto se debe a que la nariz de los canes es capaz de detectar pequeñas concentraciones de olor (una por trillón), lo cual equivaldría a que nosotros pudiéramos oler una cucharada de azúcar diluidas en dos albercas olímpicas.
A partir de estos resultados, estos investigadores se encuentran trabajando en un dispositivo que sea capaz de detectar este químico para alertar de una baja de azúcar en el cuerpo.
Sin embargo, nunca habrá un reemplazo para los perros de asistencia, quienes han sido capaces de detectar incluso tipos de cáncer.
Aún así, este descubrimiento es un gran avance en la ciencia médica y al venir de los perros, confirma que en verdad son los mejores amigos del hombre.