Lo que necesitas saber:

El pintor francés Henri Matisse experimentó con el expresionismo y supo capturar como pocos la esencia de las formas en su pintura.

En estos días se presenta La revolución impresionista: de Monet a Matisse, una exposición para conocer y apreciar las vanguardias del siglo XX. En esta asombrosa muestra admiraremos de cerca piezas que cambiaron el arte, y aunque cada artista que participa en ella merece un homenaje, en esta oportunidad nos centraremos en la vida y obra del gran Henri Matisse.

Pequeño homenaje a Matisse
El idioma pictórico de Matisse es único en el mundo./Imagen Wikipedia

Más que un pintor, este francés fue un revolucionario, un maestro de la composición, un conocedor profundo de las formas, de la luz, de los paisajes y en particular de la belleza. Sabía como abstraer esos recovecos de la existencia que no se describen con palabras, sino con emociones.

Su carrera prolífica se caracteriza esencialmente por el uso del color. Sus obras están impregnadas de tonos fuertes, dramáticos que, de acuerdo a los expertos, eran aplicados directamente del tubo, lo que generaba una experiencia intensa y desafiaba las atmósferas tradicionales.

Pequeño homenaje a Matisse
Henri Matisse desarrolló su propio estilo impresionante./Imagen Wikipedia

La poética de Matisse, también digna de homenaje, se caracterizaba por la búsqueda de la esencia, del origen. A la hora de crear omitía los detalles y se concentraba, por ejemplo, en el movimiento, en la caída de los cuerpos, en su voluptuosidad y en su arraigo a las raíces.

La vida (de colores) de Matisse

Nació en el norte de Francia en 1869, en una familia de clase trabajadora que no veía con buenos ojos el arte o la posibilidad de que se convirtiera en artista. Respecto a su infancia, el pintor dijo que fue poco inspiradora, al punto que nació en un pueblo en el que sólo había un árbol.

Pequeño homenaje a Matisse
El hogar de Henri Matisse./Imagen Wikipedia

Cuando pudo, se mudó a París para estudiar derecho y terminó la carrera. Durante unos años ejerció como abogado, hasta que en 1889 abandonó todo para estudiar arte. Sus primeros trabajos fueron tradicionales, imágenes cotidianas pintadas con un realismo extremo y muchos detalles.

No fue hasta que conoció la obra de los que desafiaban las técnicas tradicionales como la de André Derain, que encontró su verdadera voz. Descubrió la magia del color y empezó a pintar paisajes asombrosos, lejos de la realidad y cerca de la imaginación. Por eso le rendimos a Matisse este pequeño homenaje.

Pequeño homenaje a Matisse
El estilo del pintor sigue vigente en la actualidad./Imagen Wikipedia

Así consiguió un lugar en el famosísimo Salon d´Automne donde expuso, junto a otros “locos” en 1905, un grupo de piezas que desafiaban la pintura tradicional.

Esta muestra marcó el inicio del Fauvismo (salvaje) un movimiento caracterizado por las pinceladas gruesas, la expresividad y los colores exagerados.

Pequeño homenaje a Matisse
Autorretrato./Imagen Wikipedia

A lo largo del tiempo, su arte se hizo más complejo. Se llenó de influencias de las tribus africanas y a la par de Picasso (su amigo y rival) buscó la manera de descomponer y plasmar las imágenes. A pesar de sufrir de artritis, nunca dejó de crear.

Murió a los 84 años, en su casa frente al océano, frente a ese mar que pintó tantas veces, porque además de cambiar el arte, Matisse entendía el azul como nadie.

Las obras que hay que conocer de Matisse

La alegría de vivir

Este cuadro, de grandes dimensiones, nos muestra un paisaje utópico y hedónico, que deambula entre el amarillo y el ocre. Para hacerlo, Matisse se inspiró en el mito de Arcadia; una lugar donde reina la felicidad.

Pequeño homenaje a Matisse
“La alegría de vivir”./Imagen Wikipedia

Estudio rojo

Se trata de un cuadro revolucionario, en el que el pintor capturó la esencia de su taller de trabajo en un rojo intenso. Esta pieza, que forma parte de la colección del MoMa, nos muestra la forma fauvista de abstraer la realidad, con tonalidades fuertes y pedazos de imaginación desperdigados en todos los rincones.

Pequeño homenaje a Matisse
“Estudio en rojo”./Imagen moma.org

El Caracol

Esta obra se compone de un conjunto de figuras organizadas en espiral. Expuesta en el Tate Moderm, el cuadro nos revela cómo fue la poética del francés tras sufrir artritis. A pesar de no poder pintar, Matisse encontró en los collages una manera asombrosa de crear.

Pequeño homenaje a Matisse
“El Caracol” de Matisse./Imagen tate.org

La Musique

Inspirado en las raíces culturales de África, esta obra de gran tamaño nos sumerge en el movimiento y en el poder curativo de la danza y la creación. Actualmente el óleo forma parte del Museo del Hermitage en San Petersburgo.

Pequeño homenaje a Matisse
“La Musique”./Imagen thehermitagemuseum.org

La habitación roja

Se trata de un óleo pintado en 1908 en el que podemos contemplar una escena cotidiana, en la que una mujer pone la mesa al anochecer. Contrastan las texturas del tapiz y del mantel con unos majestuosos árboles blancos y el pelo anaranjado de la protagonista. Otra obra de Matisse digna de un homenaje.

Pequeño homenaje a Matisse
“La habitación roja”./Imagen Wikipedia

Mujer sentada de espaldas a una ventana abierta

No se pueden entender a Matisse sin sus paisajes serenos frente al océano. En este cuadro una mujer está absorta en sus ideas, detrás de ella se asoma un mar azul profundo serpenteado con decenas de veleros y un malecón decorado con palmeras.

Pequeño homenaje a Matisse
“Mujer sentada de espaldas a una ventana abierta”./Imagen museothyssen.org

¿Te gustó? Recuerda que la exposición La revolución impresionista: de Monet a Matisse estará en la Palacio de Bellas Artes hasta el 27 de julio.

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