Lo que necesitas saber:
Cuando las lluvias son escasas hay formas para hacer que el cielo llueva. Hoy todavía se puede invocar a Tláloc, el dios de la lluvia, del rayo y de las tormentas.
Ya llegó la temporada de calor y viene con todo. Hacen falta unas buenas lluvias para despejar el aire y refrescar el ambiente. A la lluvia siempre se le ha considerado como un fenómeno natural sagrado que da la vida y podemos atraerla con su propia magia, a la manera antigua. Aquí una pequeña guía para invocar a Tláloc, el dios de la lluvia y el relámpago.
En la actualidad se practican métodos para provocar las lluvias con aviones que esparcen sustancias en las nubes bombardeándolas para conseguir que su agua se condense. Pero los antiguos pueblos prehispánicos tenían sus formas de agradecer y llamar al fenómeno pluvial por medio de diferentes ceremonias y rituales.
El mítico dios Tláloc
Tláloc, el dios encargado de la temporada de lluvias y tormentas era muy venerado en ceremonias importantes y rituales. Y no está sólo. Tiene a su esposa Chalchiutlicue, “la de falda de jade”, diosa del amor y la belleza que domina las aguas de lagos, ríos, arroyos y mares, y también a sus ayudantes llamados Tlaloques, que hacen su trabajo en cada uno de los puntos cardinales.
El señor de la lluvia fue importante en casi todos los pueblos prehispánicos. Dicen que tiene su origen en la cultura teotihuacana y de ahí pasó por los pueblos de la cultura náhuatl. Con el tiempo llegó a los mayas, los que le dieron el nombre de Chaac. El agua es básica para la vida. Aquí tenemos una pequeña guía con métodos esenciales para invocar a Tlaloc.
Danzas rituales
A Tláloc se le invocaba originalmente para conseguir la abundancia en las cosechas. Él es el dios de los fenómenos atmosféricos y se le asocia con las cuevas y el espíritu de las montañas. Las danzas son parte de las ceremonias que sirven para llamarlo y también para agradecer su llegada después de las sequías.
Hoy todavía hay grupos que se dedican a realizar estas danzas rituales. Los graniceros son los hechiceros del culto al dios de la lluvia y hoy todavía existen grupos que hacen ceremonias La música de cantos caracoles, flautas, ocarinas y tambores acompaña a las danzas tradicionales, que pueden hacerse en los campos, cerca de las montañas o de las pirámides, pero cualquier lugar al aire libre puede ser bueno.
En el Templo Mayor Tláloc tenía su propio templo junto al de Huitzilopochtli, el dios del sol y la guerra. De hecho, ante el gran calor y la sequía de esta temporada, ya se convocó a una danza masiva para invocar a Tláloc. La fecha es el próximo sábado 27 de julio a las 13.00 horas en la plancha del Zócalo capitalino.
Ofrendas
Otro elemento para invocar al dios de la lluvia son las ofrendas, que pueden ir compuestas por varios elementos como alguna estatuilla o dibujo de Tláloc o de Chalchiuhtlicue, flores blancas o amarillas, agua en un recipiente, conchas de caracoles, copal, alguna bebida sagrada como pulque, mezcal o aguardiente, tabaco, semillas de frijol, calabaza o amaranto y una vela blanca, azul o verde.
Puedes hacer un altar en tu casa o en algún otro lugar cerrado o también al aire libre, en el campo o las montañas. Haz tu propia oración para invocar a Tláloc. El copal es un incienso de aroma agradable que se relaciona con este tipo de ceremonias rituales.
En la antigüedad en el culto de Tláloc se sacrificaban niños pequeños en la cima de montañas sagradas. Estos niños eran escogidos y se les vestía con motivos representativos del dios. Su llanto representaba lluvias abundantes y se creía que sus sacrificios mantenían el equilibrio de la naturaleza y el flujo de lluvias abundantes, pero hoy tenemos un modo muy diferente de ver la vida.
El Monte Tláloc, la montaña sagrada del dios de la lluvia
En la sierra de Río Frío, entre los estados de Puebla y Tlaxcala, encontramos el mítico Monte Tlaloc. Es una montaña que alcanza más de 4 mil metros de altura sobre el nivel del mar y en la antigüedad su cima era un santuario dedicado al dios de la lluvia y las tormentas. Hoy forma parte del Parque Nacional Izta-Popo.
Hoy quedan los basamentos de las diferentes edificaciones y el lugar puede ser visitado después de una larga caminata. Ahí los mexicas celebraban diferentes ceremonias y podían pronosticar el clima y la entrada de las temporadas de lluvias. Se dice que era el templo más elevado del mundo prehispánico.
Si quieres conocer este lugar sagrado dedicado a Tláloc, puedes planear tu expedición con un grupo de amigos. En sus alrededores hay zonas para acampar. Es un sitio que está conectado con el dios y en el que se acostumbra realizar ofrendas y rituales tradicionales para invocar a la lluvia. Tú puedes practicar los métodos de esta pequeña guía para invocar a Tláloc.