Cada día perdemos más valores como seres humanos y este caso es una prueba de ello. Esta semana el vuelo 171 de la compañía Allegiant que iba de Bellingham a Phoenix, se retrasó poco más de una hora porque un niño de 7 años sufrió una reacción alérgica justo antes del despegue, cuando el niño y sus padres bajaron del avión para obtener ayuda médica, los pasajeros lejos de preocuparse se alegraron y comenzaron a aplaudir porque finalmente despegarían.
Lo que la gente no sabía es que con esa insensible acción opacaron uno de los mejores momentos de Giovanni; la familia se encontraba regresando a casa después de un viaje que habían hecho para pasar tiempo de calidad con George Alvarado, el padre, que se encuentra en la etapa final del cáncer de garganta que padece.
En una entrevista para la televisión el niño declaró que esto lo hizo sentir realmente triste: “Mi padre tiene cáncer de garganta y se encuentra en la etapa IV. Esto me tiene realmente triste, pero los aplausos me hicieron sentir aún más triste. No quiero que este incidente sea parte de las últimas memorias que tendré al lado de mi padre”.
Por otra parte el señor Alvarado hizo un llamado a la gente para que fueran “más amables y empáticos“, pues nunca se sabe el daño que ciertas acciones, por más inocentes que parezcan, puedan causar en otras personas.
La madre Christina Fabian señaló que cuando Giovanni comenzó a tener comezón y salpullido la única respuesta que recibió de las azafatas fue “hay perros en cada vuelo” con una ligera sonrisa. La aerolínea manifestó que ya se puso en contacto con la familia y ha ofrecido su más sinceras disculpas por esta desafortunada experiencia y que harán todo por compensarlo.
Por lo menos…