Casi todo el mundo adora decir groserías. Las decimos mientras caminamos, comemos, estando en el baño, al hablar con la banda y pelearnos con todos.

Desde jóvenes, adultos y hasta viejitos, de una mentada nadie se escapa. Sin embargo, a los chiquitines del hogar no hay que dejarlos entrar al maravilloso mundo de las groserías tan pronto. Y para muestra, un botón:

Canijo escuincle mal hablado, y frente a todos para que lo escucharan. No nos queremos imaginar a la mortificada madre que, para colmo, no pudo ni recordarle a su progenitora al escuincle (eso sería meterse autogol).

Pero no teman queridos lectores, hay una explicación para este comportamiento tan procaz. No podemos negar que todos le hemos gastado una broma pesada a un hermano o primo menor. Pues esta muchachona de nombre Elona decidió gastarle una broma a su hermanito con una mano falsa que se encontró en el super, ya saben, con eso del Halloween.

Todos esperaban que el escuincle gritara del susto pero en vez de eso, ¡soltó una horrible y prosaica palabrota!

No sabemos quién le enseñó ese léxico tan floreado, pero vaya manera de sacar el código postal. Lo que los niños aprenden en la escuela, caramba.

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