Dulce y eterna niñez… Cuando no te preocupaba nada más que tener juguetes, con quién jugar, y a quién presumírselos. Esa época en la que no conocías el significado de la palabra ‘cruel’ y podías hacer muchas cosas a diestra y siniestra sin temor a ser reprendido porque #inocencia. Aunque bien se te dijera: “No, Paquito, no lo hagas”, tú escuchabas: “Paquito, ¿qué esperas para hacerlo?”… ya luego llegaban los respectivos cinturonazos, claro está…

Y hablando de inocencia, cinturonazos, y niñez… un niño traviesirijillo acabó con uno de los símbolos más importantes del  Museo de la Alhóndiga de Granaditas, nada más y nada menos que el Fuego Simbólico de la Libertad. Según medios locales, el niño se encontraba en dicho museo como parte del festejo de los 60 años del recinto.

Todo sucedió así: el niño se recargó en el pebetero, y nomás le faltó que le cantaran “Las Mañanitas” porque le sopló como si fuera su pastel de cumpleaños. Y aquí te preguntarás con las manos en la cabeza… ¡¿Y LOS PAPÁS DÓNDE ESTABAN?! He ahí el problema, pues se reporta que a pesar de que estaban en el mismo lugar en ningún momento los papás le pusieron un alto al niño, y pues… la realidad es que acabó con uno de los símbolos más sagrados del lugar. (Cof, cof… con 200 años de historia)

Cabe mencionar que cada 28 de mes, la flama se renueva como conmemoración de la toma de la Alhóndiga de Granaditas por parte del Ejército Insurgente, así que se quedará apagado hasta el 28 de julio.

No quedó más que en un: “Ay perdón joven, qué pena”

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