Cuando alguien decide casarse, espera que el día de su boda sea un evento especial y único, digno de recordarse para siempre, pero, ¿qué harías cuando parece que la naturaleza se pone contra ti y termina por arruinar todo lo que te costó meses de preparación? Esto le sucedió a Dulce González, quien con lágrimas en los ojos, vio cómo la lluvia empapaba las sillas de sus invitados y los arreglos florales que habían puesto en una playa en Pascagoula, Mississippi, Estados Unidos.
Dulce explicó a CNN que estuvo planeando por más de un mes su boda, y que estaba muy animada pues el pronóstico del clima decía que sólo había un 10% de probabilidades de lluvia… lamentablemente no fue así.
Pero como en un cuento de princesas, a Dulce le llegó su hada madrina. Mientras todo se desmoronada frente a sus ojos, una total desconocida se acercó a la novia y le ofreció su casa, que se encuentra a la orilla de la playa, para que pudiera continuar con su boda.
La extraña, de nombre Cynthia Littlepage Baber-Strunk, le dijo “sólo dame 10 minutos“, y con ese corto tiempo convirtió su casa en un salón digno para celebrar la boda.
“Comenzamos a decirle a todos nuestros familiares y amigos que se metieran en el camino de acceso de esta mujer, a pesar de que no teníamos idea de quién era”, dijo Dulce al medio.
La amabilidad de Cynthia contagió también a su esposo y sus vecinos, quienes ayudaron con paraguas a los invitados de Dulce a pasar de sus autos a la casa en donde se oficiaría la ceremonia.
La casa del ahora hada madrina de Dulce, lucía muy bien. Habían 50 sillas para todos los invitados y un espejo decorado. Además, tenían una vista a la playa, un detalle importante para Dulce, pues fue el lugar donde conoció a su ahora esposo Ariel.
“Tan pronto como veo cómo arregló todo, es cuando me doy cuenta. Me estaba volviendo loca tratando de contener mis lágrimas“, narró.
Después del gran gesto de amabilidad de Cynthia, Dulce y su esposo Ariel regresaron luego de dos días para regalarle flores y un pastel como muestra de agradecimiento y para al fin presentarse de manera formal... pues es algo que no pudieron hacer durante la ceremonia.
“Definitivamente salvaron mi día. Me refiero a ellos como nuestros dos angelitos”.
¿Todavía crees que los cuentos de hadas no se hacen realidad?