Perros: Aunque todos sabemos que son los mejores amigos de los humanos, nos siguen asombrando las historias de cómo la lealtad de los canes supera cualquier idea que teníamos; como la de Nicole Renae, cuyo cariño por Chloe, su perrita, llega muy, muy lejos.
De acuerdo con la historia contada para el sitio The Dodo, Nicole recibió a Chloe cuando era cachorro como regalo de su abuela por su cumpleaños número 10, y desde entonces fueron muy unidas. “La amaba a morir”, dijo Nicole al portal. “Ella era mi mejor amiga“.
Durante los siguientes cuatro años, Chloe se volvió muy afectuosa con todos en la familia y lo demostraba a su modo. “Era una perra muy dulce. Podría lamerte la cara por siempre si no la detenías”.
Sin embargo, tras esos cuatro años, el padre de Nicole obtuvo un nuevo trabajo que los obligó a mudarse a un lugar al que no podían llevar a Chloe, pues necesitaba estar libre de “distracciones auditivas”. Así que tuvieron que darla a un refugio con la esperanza de que encontrara otra familia amorosa. “No tuvimos opción. Yo era una niña, así que no pude opinar. Me rompió el corazón; no quería deshacerme de mi perro”.
Aunque Nicole eventualmente se casó y tuvo una familia propia, nunca dejó de pensar en su amiga. “Siempre pensé en ella; una vez llamé al refugio donde la dejamos para saber qué había pasado con ella, pero no pudieron decirme”.
Como ella, Nicole quería que su hija experimentara la alegría de tener un perro, así que decidió adoptar uno. En su búsqueda, encontró con un post en Facebook en el que buscaban un hogar para una perra mayor.
“Vi la imagen del perro y pensé que se veía familiar; luego leí el nombre: era Chloe. Pensé que era una coincidencia”, por lo que decidió adoptarla. Cuando fue por la mascota, esta inmediatamente corrió hacia Nicole y comenzó a lamer su cara. Parecía que se había reencontrado con su antigua amiga.
“Ella me abrazaba. Yo lloraba; me recordaba bastante a mi Chloe”, dijo Nicole. “Nunca pensé verla de nuevo, pero sabía en mi corazón que era ella“. Pronto sus sospechas serían confirmadas.
Ante la noticia, la mama de Nicole recordó que Chloe tenía un microchip. Contactaron al veterinario que lo colocó para pedirle el número de identificación, para cotejarlo con el número de la perra que había adoptado Nicole. De esta forma descubrieron que era el mismo. “Sentí que me había ganado la lotería. Pensé que no la volvería a ver”.
Nicole descubrió que Chloe había sido adoptada por una pareja mayor poco después de que su familia la dejó en el refugio; ahí vivió hasta que ambos fallecieron. Luego acompañó a una familia, pero no pudieron tenerla por mucho tiempo, por lo que la dieron en adopción, para después reunirse con su mejor amiga.
Chloe tiene 11 años, pero sigue tan juguetona como siempre. “Estoy feliz de tenerla de vuelta. Me emociona mucho verla cuando regreso del trabajo. Chloe está feliz, creo que sabe que estaremos juntas por siempre“.