¿Cómo es posible que apenas hace un año el dólar costaba menos de 15 pesos y hoy se cotice por arriba de 18 pesos? Una respuesta única no existe porque más bien la devaluación, aunque nuestras autoridades insistan en llamarla depreciación, es resultado de la combinación de varios elementos:

No más oro negro.

México comenzó a resentir la baja internacional del precio del petróleo por el aumento de la oferta mundial, resultado de nuevas tecnologías para extraer petróleo, literal de las piedras que se conoce como shale, lutita o arcilita, lo que abarató la cotización y se combinó con una menor producción nacional de hidrocarburos disminuyendo así los ingresos en dólares que recibe el gobierno y que representaban una tercera parte de todo el presupuesto federal.

Culpa de los gringos.

Luego de varios años de falta de crecimiento la economía de Estados Unidos comenzó a mostrar signos de recuperación lo que se reflejo en el precio de su moneda, el dólar, que es la de mayor uso en todo el mundo para el comercio internacional y transacciones financieras. Entonces eso de que no es que valiera menos el peso, sino que el dólar se estaba encareciendo no está lejos de la realidad. Además el peso mexicano no fue la única divisa que se depreció por este motivo sino pregúntenle al real brasileño o la lira de Turquía.

Especulación financiera.

Como Estados Unidos ya se estaba más sano entonces ya no había necesidad de mantener tasas de interés bajas, una alternativa que se aplica para que empresas y personas soliciten créditos, inicien proyectos, generen empleos y crecimiento. Pero las apuestas de cuándo subirían las tasas generó volatilidad en los mercados porque muchos inversionistas que sacaron su dinero de Estados Unidos para llevarlo a otros países, como México, lo llevarían de vuelta al mercado estadounidense y se necesitarían dólares para regresarles su inversión lo que provocó mayor demanda y en consecuencia un mayor precio. Finalmente la primera alza se anunció a finales del año pasado y el peso subió a más de 17 pesos.

Bueno y ahora que ya más o menos sabes porque el dólar ya alcanzó la mayoría de edad y empató al Cruz Azul, y considerar que todavía puede ser mayor la depreciación del peso mexicano y en una de esas llegar a 20 pesos, lo más importante es cómo afecta un dólar más caro a tus finanzas.

Sólo para pudientes.

Todos los productos importados, tecnología, ropa, calzado, autos, etcétera, serán más caros porque como su precio está referenciado en dólares entonces valen más pesos. También los servicios que utilizan insumos importados también suben sus precios, como el año pasado las empresas de televisión por cable incrementaron la mensualidad porque las señales y equipos se cotizan en dólares, y si tienes contratado un seguro de vida o educativo e incluso hay colegios que fijan su mensualidad en billetes verdes entonces ya de entrada tienes que pagar más.

Carambola de dos bandas.

Prácticamente 80% de las rentas de locales de plazas comerciales se fijan en dólares para que justo los dueños de los inmuebles se protejan, y esta práctica puede tener una repercusión en el precio de lo que se vende en el local sin importar que sean o no productos importados, además se podrían disminuir costos mediante el despido de empleados o de plano cerrar el establecimiento.

No todo es malo ¿o sí? Si eres de los afortunados que recibes tu salario en dólares y no precisamente en billetes verdes sino el equivalente en pesos muchas felicidades porque en automático tus percepciones subieron, y si esto se combina con una inflación baja, es decir que los precios de una canasta de bienes y servicios de una familia promedio en promedio se mantienen bajos, por ejemplo el año pasado este indicador con 2.1% fue el más bajo en la historia del país.

El riesgo es que conforme mayor sea la depreciación entonces la inflación se contamine y con ello se encarezca el costo de vida.

Por Roberto Aguilar (@robertoah)

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