Cuando se está a tantos metros de altura quizá se pierde la dimensión de la caída. Algo así le pasó a estos dos cábulas que estuvieron a poco de quedar embarrados en el suelo.
Disfrutando a todo lo que da su deporte extremo, poco faltó para que no sirviera de nada abrir sus paracaídas. Por suerte cayeron en un campo de maíz y medio alcanzaron a suavizar el aterrizaje.
Otro poquito…