Aunque desde hace rato sabemos la dieta que sigue Donald Trump para tener esa figura tan turgente, a nuestra redacción ha llegado una cantidad asombrosa de cartas preguntando: “¿Oyes Sopitas, no sabes qué come ese güey en los eventos fifi?” Bueno, pues además de salvarnos (aparentemente) de una tercera guerra mundial, la reunión de ayer entre Trump y Kim Jong-un nos dio la preciada información…
Para quienes esta tarde no saben qué pedir en la fonda, la Casa Blanca proporcionó el elegante menú que tuvieron a bien empacarse los líderes de Estados Unidos Y Corea del Norte, luego de su exitosa reunión. Así, algo “light”.. porque nomás era almuerzo: tres tiempos en los que Trump y Kim Jong-un movieron la papada al ritmo de las masticadas que le dieron a langostinos, pulpo, costillitas y platillos típicos de Corea (bueno, nomás era uno).
Tras firmar el acuerdo que reafirmó la desnuclearización de la península de Corea, Trump y Kim Jong-un se sentaron a la mesa y pudieron elegir de entrada entre un coctelito de langostinos con ensalada de aguacate, un kerabu con mango verde y salsa de lima o, para guardar la línea (curva) un “oiseon” (pepino relleno, pa’ la banda).

Ya después vino lo bueno. Como plato principal se pudo escoger entre Daegu Jorim (un platillo coreano de bacalao con salsa de soya), cerdo agridulce con arroz frito y costillas de res con papas y brócoli al vapor. Suponemos que Kim Jon-un y Trump pidieron su coquita light y, así, se dieron el lujo de entrarle a los tres platos principales.
Por último, ya para bajarse todo lo empacado, pudieron degustar de postre tarta de chocolate amargo, helado de vainilla (Häagen-Dazs, porque de La Michoacana no hay en Singapur) y Tropezienne (tarta brioche rellena de crema). Y listo. Más que bien servidos, ¿no?