Ni Beto “el Boticario” en sus mejores tiempos sacaba trucos de alto nivel como éste:
Aprovechando que un policía andaba ocupado pidiendo por teléfono sus pastillas para bajar de peso, un joven mago le calentó los ánimos ofreciéndole de “lejitos” unos buenos gramos de marihuana…
Oliendo la oportunidad de un arresto limpio, el policía ya estaba sacando las esposas cuando “¡pfff!”, mágicamente desapareció la mota… y no porque se la haya fumado el joven talento.
Ya sin cuerpo del delito, el poli no tiene de otra más que dejar libre al prestidigitador… ¿Dónde quedó la yerba? Descúbranlo.