Sin duda la pandemia por el coronavirus ha obligado a millones de alumnos y maestros en todo el mundo a buscar alternativas para que el ciclo escolar no se vea afectado por la cuarentena. Y es que a lo largo de estos últimos meses hemos, la forma más factible de continuar con las clases es en línea, sin embargo, y lamentablemente no todos los estudiantes cuentan con la tecnología para trabajar de esta manera.
Muchas han sido las soluciones que han aparecido a raíz de la cuarentena, como una maestra en Argentina que da clases a través de la radio comunitaria. Pero ahora, una de sus colegas en Latinoamérica encontró otra forma de que todos aquellos que no pueden usar una computadora e internet no se queden sin seguir aprendiendo, visitándolos directamente en sus casas.
En los últimos días se volvió viral la historia de Carolina Espinoza de 40 años, una maestra de primaria en Ecuador que todos los días sale de su casa en bicicleta por la región de Playas en la ciudad General Villamil. Con tan solo una pequeña pizarra y las ganas de seguir ayudando a los pequeños que más lo necesitan, pedalea varios kilómetros con tal de no dejar sin el conocimiento a todos los alumnos que no cuentan con la tecnología para tener clases en línea.
De acuerdo con medios locales y antes de que peguen el grito en el cielo, esta gran maestra utiliza todas las medidas de sana distancia en sus clases presenciales, utilizando cubrebocas y lentes de protección todo el tiempo, a pesar de que la zona donde vive y trabaja es sumamente cálida, ya se imaginarán el sofocón con todas estas cosas encima y después de pedalear en la bici por un buen rato.
Al llegar a las casas de sus alumnos, Carolina monta su pizarra, le da a los niños fotocopias que ella misma saca en su casa y repite tal cual las clases que da en Zoom, aunque que ella tampoco se encuentra en las mejores condiciones, pues menciona que no ha recibido su sueldo en un mes.
Pero eso no le importa a la maestra, ya que su vocación es más importante que cualquier otra cosa, hasta les regala cubrebocas que ella misma hace. Actualmente cuenta con 83 alumnos, de los cuales 41 son los que visita a diario en casa para llevarles el conocimiento.
Además de ellos, Claudia también le da clases a pequeños con síndrome de Down, que en estos momentos han tenido que dejar sus terapias y aprendizaje en vista de que la situación no permite que tengan sus actividades normales. Por ahora, esta gran maestra se conforma con el cariño (de lejitos), las sonrisas de sus alumnos y sobre todo la satisfacción de saber que ninguno de ellos se está atrasando en sus actividades. ¡Esta mujer se merece un verdadero aplauso de pie!