¿Por qué me interesa?
Una pequeña crónica de los días en los que David Lynch vivió y se enamoró de México.
Recientemente el mundo (y todo el universo cinematográfico) perdió a uno de sus grandes artistas, el multifacético, exótico y fantástico David Lynch, un cineasta que con su obra desafió no sólo el guion y la dirección, sino al séptimo arte en su conjunto. Y aunque su vida ocurrió en muchos países, pasó un tiempo en México con el objetivo de filmar uno de sus proyectos más ambiciosos, y menos taquilleros, Dune.
Eran los años 80, y el director ya era una leyenda. Tras haber filmado dos de sus más grandes obras, Eraserhead y el Hombre Elefante, David Lynch fue la opción perfecta para llevar a la pantalla una adaptación Dunas escrita por Frank Herbert en 1965.
Tras un estudio minucioso de la hipnótica atmósfera de la novela se decidió que México ofrecía las locaciones perfectas para filmar el arenoso páramo donde ocurre la historia.
Y es que además de atravesar una de las peores devaluaciones de la historia, lo que abarataba los costos, nuestro país ofrecía la comodidad de los Estudios Churubusco, un inmenso desierto en el norte, una colección de paisajes en Tlaxcala y espacios totalmente surrealistas, casi distópicos, como el estacionamiento kilométrico del Estadio Azteca.
Fue así como David Lynch llegó a la ciudad un día de 1984, para quedarse poco más de un año y medio. Durante este periodo no sólo visitó algunos sitios icónicos, sino que incluso compartió su gran amor por la urbe en el Festival Internacional de Cine de Guanajuato donde durante una conferencia de prensa dijo:
“Me encantó vivir en la Ciudad de México… para mí fue una de las ciudades más mágicas, misteriosas y románticas del mundo.”
¿Quién fue David Lynch?
Nacido en Montana en 1946, Lynch nació en una familia de clase media que le fomentó aptitudes artísticas desde muy joven. Desde muy pequeño se interesó por la pintura, dicen sus amigos que mientras tomaba clases de matemáticas dibujaba en sus cuadernos cientos de figuras imaginarias.
Fue así como entró a la Escuela Corcoran de Artes y Diseño y más tarde a dos instituciones con gran prestigio, la Escuela del Museo del Bellas Artes en Boston y la Academia de Bellas Artes de Pensilvania.
Tras varios incidentes personales, en 1967 tuvo ganas de ver sus obras en movimiento y comenzó a rodar sus primeros cortometrajes, el primero, hecho con animación artesanal, se llamó Six Man Getting Sick.
En 1976 comenzó el rodaje de su primer largo, Cabeza Borradora; una obra que tardó años en terminar por temas de presupuesto. En el inter grabó el Hombre Elefante que ganó grandes premios internacionales y que lo consagró como un nuevo talento.
Pronto llegaron las leyendas, Terciopelo Azul, Mulhollad Drive y por supuesto la legendaria serie Twin Peaks que hasta nuestros días es una gran exponente de su poética; una combinación irreal entre lo macabro y lo fantástico, un cuento que sucede en algún punto entre la vigilia y el sueño.
Los lugares de Lynch en México
A propósito de esto, y para hacerle una homenaje a David Lynch, hemos buscado algunos lugares que lo arroparon en México. Un grupo de espacios que nos recuerdan que este país es uno de esos sitios en los que siempre hay algo que ver, comer, sentir y soñar.
Los Estudios Churubusco
Dune se filmó casi en su totalidad en los Estudios Churubusco, al sur de la Ciudad de México. Se cuenta que durante la grabación participaron en el proyecto cientos de extras y trabajadores mexicanos cuyo nombre no apareció en los créditos.
Se destaca la participación de varios actores conocidos de nuestros país que tuvieron roles menores, como Angélica Aragón, Humberto Elizondo y hasta Honorato Magaloni. De esos días, hay crónicas que sostienen que se usaron todos los foros y una decoración estrafalaria, llena de detalles que incomodó al staff.
El Desierto de Chihuahua
Para filmar los exteriores de Dune, esas tomas infinitas de arena que son la cumbre del planeta Arrakis, se escogieron los Médanos Samalayuca, un pueblo alejado de todo en el corazón de Chihuahua en el que no hay nadie. Durante varios días, Lynch se internó en las mesetas del norte, sin otro propósito de inventar un planeta.
Este lugar tiene un extensión de 63,182 hectáreas y sus temperaturas oscilan entre los 45 y los -16 grados. Además, en el sitio habitan más de 500 especies vegetales y animales, algunas endémicas, y en peligro de extinción.
Polanco
Durante su estancia en la Ciudad de México, el cineasta se hospedó en una de las tatas casas de Polanco, uno de los barrios más ostentosos del mundo.
Su estancia en el barrio fue satisfactoria, y más de una vez sus vecinos pudieron ver a Isabella Rossellini, su esposa en algunas tiendas, con el rostro tapado y lentes para que nadie la reconociera.
La Colonia Roma
Además de centrarse en la grabaciones de Dune, David Lynch buscó espacios para presentar su obra. En 1984 llegó a la icónica Galería OMR (recién inaugurada) en la Roma Norte, para hacer una exhibición con sus dibujos más sobresalientes.
Lo que presentó fue una colección de piezas asombrosas. Dibujos hechos a lápiz en varios formatos, algunas imágenes relativas a la creación del Hombre Elefante y lo más sorpréndete, un grupo de fotografías que tomó en los mercados de la ciudad, entre ellos la merced donde capturó la críptica imagen de una pollería, a esta postal la tituló como, el Chiken Kit,