¿Por qué me interesa?
Franciso Toledo es uno de los referentes contemporáneos de la actualidad. Aquí un homenaje a sus grabados y litografías.
De tanto en tanto aparecen en la ciudad, exposiciones que desafían no sólo la forma en la que entendemos el arte, sino nuestra propia existencia. Tal es el caso de Francisco Toledo. Grabador de enigmas, una muestra que en estos días se presenta en el Museo del Estanquillo en la que podemos admirar una porción de la obra de uno de los artistas más representativos del arte en México.
Tras casi seis años de su partida, las piezas de Toledo aún están vigentes. Son una colección de poesías plásticas que fusionan de manera magistral sus grandes temas; el legado de los pueblos indígenas, la importancia de los símbolos y la contraposición de los colores brillantes para expresar emociones profundas.
Se trata de pequeñas y grandes travesías que nos permiten abstraer lo que nos rodea y ver ese manto invisible de nuestra cultura, lo que normalmente no se ve.
En Francisco Toledo. Grabador de Enigmas, podremos descubrir la magia y consistencia de sus grabados. Una disciplina artística que practicó a lo largo de su vida, desde 1960 hasta 2019. Este legado impreso lo usó en las de 600 piezas en la que usó diversas técnicas y poéticas, muchas de ellas influenciadas por su cercana relación con los artesanos oaxaqueños.
En ese sentido, la exhibición es un homenaje a una vida prolífica. A sus años como activista y militante político. A su impecable trayectoria como promotor de la cultura mexicana, de las iniciativas locales, del cuidado del medio ambiente y del inmenso patrimonio que tiene este país, uno de los más importantes del mundo.
Francisco Toledo, el artista inmortal
Toledo nació un 17 de julio de 1940 en la Ciudad de Oaxaca. Fue el segundo de siete hermanos, y desde muy pequeño se orgulleció de dos cosas, de sus orígenes humildes y de su conexión con las comunidades indígenas que lo rodeaban, un vínculo, casi sagrado, que le permitió incursionar en el arte desde los primeros años su vida.
Fue así como en la década de 1960, Toledo comenzó a desarrollar su estilo característico. Una amalgama visual que combinaba el arte plástico indígena con técnicas modernas. Tras recorrer las escuelas y los talleres de Oaxaca, con 25 años se mudó a la CDMX para pulir su estilo. Entró a la Esmeralda, para seguir los pasos de dos grandes muralistas mexicanos, Diego Rivera y José Clemente Orozco.
Desde su primera exposición en 1965, las piezas de Toledo transmitieron de manera casi mágica sus principales inquietudes, la vida cotidiana de los mexicanos de mediados del siglos XX, la naturaleza y la mitología. Con los años su arte y su búsqueda se profundizó, y a lo largo de su vida recibió numerosos reconocimientos como el Premio Nacional de Arte en 1972 o el Premio de la Asociación Internacional de Críticos de Arte en 1984.
Toledo falleció el 5 e septiembre del 2019, dejó tras él una de las obras más hipnóticas que ha dejado el arte contemporáneo de nuestro país. Un legado que trasciende el tiempo y que nos invita a visitar en una obra, todos los Méxicos que es México.
Francisco Toledo. Grabadores de Enigmas
La exposición está conformada por 60 piezas que recorren la historia plástica del artista, entre grabado y litografías. Estas obras se realizaron desde 1974 con el apoyo de la icónica Galería Avril y nos permiten recorrer algunos fragmentos de su vida, así como descubrir su relación tanto con la literatura, como con el gran Carlos Monsiváis con quien mantuvo una amistad de varios años.
Los curadores responsables de esta exhibición quisieron resaltar el vínculo cercano que Toledo tuvo con los galeristas mexicanos Armando Colina y Víctor Acuña, dos visionarios que fundaron la Galería Avril, un espacio indispensable para la difusión del talento plástico mexicano. Junto a ellos, el oaxaqueño creó una serie de carpetas gráficas en las que se reúnen algunas de las piezas más icónicas del artista.
Y es justo gracias a estos dos personajes que en esta muestra podemos contemplar por ejemplo Burrito de Pelota, la primera ilustración que Toledo hizo en su vida. Además hay piezas importantísimas como
Toledo-Sahagúnm y Toledo-Guchachi de 1976 o Trece maneras de mirar un mirlo, un grabado impreso en el taller de Mario Reyes.
Finalmente, la expo incluye placas y grabados que forman parte de la carpeta Nuevo catecismo para Indios Remisos de 1982. Esta obra incluye textos del mismísimo Carlos Monsiváis, que tras ver las imágenes reflexiona en las consecuencias sociológicas que tuvo la evangelización en México. En esta parte, podremos ver cómo Toledo intervino placas metálicas originales, de los siglos XVIII y XIX.
¿Dónde, cómo cuándo?
Francisco Toledo. Grabador de enigmas
¿Cuándo? del16 de enero hasta el 21 de abril
¿Dónde? Sala 3 del Museo del Estanquillo
Dirección: Isabel La Católica 26, Centro Histórico
Horario: miércoles a lunes de 10 a 18 horas.
La entrada es libre.