Lo primero que tenemos que decir respecto a esa bendita manía de besarse, es que existen muchos tipos de besos: de judas, fraternales, oblicuos, amables e indiferentes. No obstante, los que nos ocupan hoy son aquellos que han sido pintados o fotografiados por los mejores artistas que han existido.
Y es que los besos han sido y serán una de las expresiones culturales más hermosas que ha creado la humanidad. Algunos antropólogos consideran que su origen se remonta a los primeros momentos de la vida, cuando éramos homínidos y necesitábamos saber que nuestras madres nos querían.
Por su parte, el primer registro que hay de un beso en la historia se encontró en la India, en un templo llamado Khajaraho. Ahí se puede apreciar la escultura de una pareja, hecha de piedra, a punto de juntar sus labios. Hay que destacar que esta pieza se creó en el 2,500 A.C.
No importa la antigüedad, besarse es hermoso y según la ciencia también es saludable.
De acuerdo a la intensidad del encuentro de bocas se pueden gastar hasta 100 calorías por minuto. Además se ha comprobado que cuando lo hacemos movemos hasta 30 músculos diferentes del rostro y del cuello.
Dicho esto, y porque el arte es y seguirá siendo una forma de plasmar nuestra esencia, hemos seleccionado cinco obras que representan la belleza de los besos y nos dan algunas pistas de cómo se ha vivido el amor a lo largo del tiempo.
Psique reanimada por el beso de amor
Canova, 1787
Esta escultura de mármol que pertenece al Neoclásico fue realizada en el siglo XVI. En ella podemos ver a una pareja envuelta en un momento romántico. Él, cupido la rodea entre sus brazos y psique se deja ir.
The kiss
Man Ray, 1922
Esta pieza es parte de una colección en la que el artista intentó contar extrañas historias de amor a través de fotogramas, una técnica que el bautizó como rayografía que consiste en el uso de papel fotográfico sin la ayuda de una cámara.
En esta obra vemos los labios pintados de dos mujeres que parecen ser la misma, y que se acercan sin verse. Respecto a esta y otras piezas, Man Rey dijo:
“Fotografío las cosas que no deseo pintar, las que ya tienen una existencia.”
El beso
Klimt, 1907
Se trata sin duda de la obra más famosa del pintor austriaco. En esta pieza vemos a un hombre y a una mejer envueltos en túnicas amarillas repletas de figuras simbólicas que de alguna manera los representan. Parecen estar sumidos en su absoluto mundo de intimidad.
Se besan en encima de cientos de flores y frente a lo que parece una lluvia dorada, que recuerda la época Bizantina.
L´anniversaire
Chagall, 1915
Bella está en su casa, con unas flores entre la manos y él, Chagall, está metafórica y literalmente flotando sobre su mujer; con el cuerpo torcido, la cabeza chueca y los labios sobre sus labios.
El suelo rojo, la fruta de la mesa y a lo lejos una cama, son una metáfora de la historia de esta pareja.
Los amantes
Magriette, 1928
Este beso tiene cuatro versiones y se expone en una de las galerías principales de Viena.
Nos cuenta la historia de un encuentro imposible entre dos seres que no tienen rostro, que bien podríamos ser cualquiera de nosotros.
Los separa una especie de manta, que es un símbolo del surrealismo, y que nos permite a primera vista inventar la historia de este encuentro.