Al gallo ‘Maurice’, famoso por ganar una batalla legal por sus exorbitantes cantos a campo abierto en la tranquila isla de Oleron, no le dio tiempo de decir ni pío. Una gripe voraz acabó con el ave que se había convertido en el nuevo símbolo de la vida rural francesa. Si todavía no creen que los conflictos afectan directamente a la salud, acompáñenme con esta triste historia.
Su muerte, se remonta desde principios de mayo del 2020, pero nos enteramos apenas hace unos días, cuando Corinne Fesseau, dueña del gallo de raza Combatiente Indio, lo informó a través de su cuenta de Facebook, donde escribió: “Murió de catarro el mes pasado durante el confinamiento, fue encontrado muerto al pie del gallinero, hicimos todo lo que pudimos”, admitiendo que sigue muy triste por el deceso de su fiel compañero.
‘Maurice’, era un gallito feliz, feliz, casi tanto como Christian Castro, hasta que recibió una demanda por despertar a sus vecinos temprano, pero después de lidiar casi un año con una larga y desgastante batalla legal, su estado de salud mermó, pasando los últimos meses enfermo, casi en agonía hasta los últimos días, falleciendo a los seis años de edad.
En julio del 2019, una pareja de jubilados, quienes compraron una casa de descanso en el suburbio de Saint Pierre de Olerón, para gozar de la paz y tranquilidad de la costa atlántica, demandaron al gallo por despertarlos con los primeros rayos de sol, casi de madrugada para ellos.
El caso ascendió llevando a ‘Maurice’ con todo y su ‘kikiri-ki’ a los tribunales, siendo una de las audiencias más esperadas a nivel mundial, ni en la comparecencia de Michael Jackson, había tanta gente al pendiente del veredicto. Fesseau, quien lleva viviendo 35 años en el lugar, alegó que los vecinos solo visitan la isla dos veces al año en periodo vacacional y enjaular a Maurice, como ellos proponían, no evitaría que la mascota anunciara la llegada del sol cada mañana.
El argumento era tan sólido, que el juez no tuvo ningún inconveniente en que el gallo siguiera cantando en libertad al ritmo de Barbra Streisend. Y sin duda cantó hasta el día de su muerte. Si hay un cielo para gallos, esperamos que ‘Maurice’ se encuentre allí.
