Para decepción de todos los chamacos de Tucson, Arizona, la noticia de un güey atorado en la chimenea de una casa, nada tenía que ver con la prematura llegada de Santa Claus.
Ayer por la tarde, los bomberos de Tucson, Arizona (claro, en los Estados Unidos) recibieron una llamada en la que se les alertaba de unos alaridos de miedo, provenientes de la chimenea de una de las tantas casas de la región.
Al lugar llegaron los tragafuego, sólo para encontrarse con una deprimente escena: un sujeto atorado en la mentada estructura. Después de la valerosa acción de rescate, el implicado lleno de hollín (un joven de aproximadamente 26 años), explicó el porqué de su peculiar situación. No era ratero, ni andaba ensayando los movimientos a ejecutarse en navidad. Simplemente el güey había olvidado las llaves de su casa y quiso entrar sin necesidad de llamar al cerrajero.
Como puede verse, la decisión del chavo no pudo ser más equivocada: previo a quedar como (inserte comparación políticamente incorrecta), el susodicho quedó atrapado por cuatro largas horas en la chimenea.
“El sujeto, que estuvo atrapado en su chimenea por cerca de cuatro horas, indicó que había olvidado las llaves de su casa y estaba intentando entrar (…) finalmente un vecino que lo oyó gritar, llamó a los bomberos de Tucson (…) en respuesta, el equipo envió un grupo de rescate (…) parecía no estar herido, pero fue evaluado por los paramédicos”.