Definitivamente uno de los placeres de la vida es comer, nada como sentarse a disfrutar un buen platillo, con excelente sabor, consistencia y que calme nuestro estomago del hambre o a nuestro cerebro del antojo que a veces nos ataca.
No importa si es un taco de pastor o el platillo más gourmet con trufas del árbol de la montaña más alta del mundo, comer es comer y es algo que todos disfrutamos. Aunque a veces pasa que hay cosas que no nos gustan como el huevo, el hígado encebollado, las cosas crudas, el queso (gente rara) o el aguacate (gente aún más rara); pero existen recetas muy antiguas que de verdad le quitarían el apetito a cualquiera, así que si están comiendo pero no lean esto.
Plátano, jamón y salsa holandesa encima. YUMI.
Pay de atún con gelatina. Revolvían el atún con gelatina de limón sobre una cubierta de queso. DELICOSO.
Gelatina combinada con jitomates y pedazos de carne, obviamente refrigerado.
Otra gelatina con mayonesa y cítricos, y encima otra ensalada de pescado.
Carne con aceitunas, todo en una gelatina sin sabor.
Derretir varios quesos, añadir mantequilla y especies, después dejar enfriar y acompañar con brócoli.
Sopa de jamón con ostras y champiñones.
Sobre un pan ponían jamón, pepinillos, mayonesa y jitomates, encima otro piso igual, después lo recubrían con queso crema y lo metían a refrigerar.
Provecho 😉